2019/01/13

PERIÓDICOS ATRASADOS

Lo siguiente no es una redundancia: te gustaría leer diariamente el periódico de la provinciana capital. Sin embargo, por los avatares de la jornada -o por mala organización del tiempo- algunos los vas dejando, no sin antes echarles una ojeada de servicios mínimos, no vayas a obviar alguna noticia importante, no digamos una esquela. Lo que nunca haces es tirarlos a la papelera, antes a la física, ahora a la electrónica de reciclaje. Van quedando ahí pendientes de un hueco. Quizá actúes con el periódico como con el plato de comida o con las existencias de la nevera. Una vez que entraron no quieres que se pierdan, de ahí que ni dejes nada en el plato, ni quieres que se pierda nada en la nevera ni te deshagas del periódico antes de haberlo leído.

Ante una riestra de periódicos caducados, ¿por donde empezar, por el más antiguo o por el más moderno? Durante tiempo optaste por los más modernos porque de esa forma te sonaban más las noticias y estaban más frescos muchos artículos de opinión. Sin embargo, últimamente vas eligiendo por los más antiguos, lo que presenta alguna ventaja: la lectura es más rápida, dirías que se favorece hasta la lectura trasversal, no en el sentido que le da la modernidad, sino esa lectura rápida y selectiva en forma de V; muchas noticias están superadas, con lo que no pierdes tiempos en entrar en detalles que ya no importan; otras, por el contrario, te suscitan la duda de en qué habrá quedado aquello que se anunciaba o prometía o aquel juicio al que dedicaron tantas líneas, del que nunca se conoció la sentencia, por ocultación voluntaria o porque el profesional no siguió persiguiendo la pieza. De algunas, en esa lectura rápida inicial, sacas un pantallazo para colgar una tontería en facebook, pero si no lo haces de inmediato, la idea decae.

Las columnas breves las ventilas en el día, desde luego las de Pedro de Silva y Pepe Monteserín, seguro, brillantes y generalmente pagadas a la actualidad reciente. Otras tienden a intemporales, por no decir eternas, como las de Millás, que se pueden leer sin urgencia; en las del colectivo Antonio Rico hay de todo; de otras, de puro politiquerío pasajero, sueles pasar; otras las desechas directamente como la de Greciet; en esa línea, anteriormente la del jubilado Neira solía estomagarte, pero la leías jurando por lo bajo "tiene algo de razón el cabrón". Hoy esto no te pasa con ninguno.

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De EL COMERCIO, otro día.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Te falta tiempo. Quieres abarcar mucho. Con las noticias pasa lo mismo que con la moda, que pronto hay otras que las relegan al olvido, aunque en el tema de la política, los asuntos son eternos. Los creadores de opinión pueden intentar ser objetivos o estar al servicio del medio que los paga, que está al servicio del partido político que les paga. De una manera o de otra se nos van inoculando posturas a favor de ciertos temas candentes y como en publicidad, la propaganda repetitiva de las mismas posturas, hacen que las aceptemos como dogmas de fe, como la panacea del estado de satisfacción personal y organizacional. Independientemente del gobierno que nos desgobierne, hace falta trabajo para todos los jóvenes, que no tengan que emigrar, hace falta que las empresas no cierren, no reduzcan plantilla por causas de los gobernantes, porque si son internacionales, cierran aquí y abren en otro país con mejor gobierno. Es necesario que no recauden tantos impuestos para hacer vivir a los 400.000 políticos que nos esquilman en todas las comunidades. Hacen falta pensiones para poder vivir sin carencias y parece que lo lo único importante es que tal o cual partido tenga más votos ¿para qué? ¿para que vivan mejor los ciudadanos, o para que el partido reciba más subvención del Estado?
En fin, cada uno disfruta como puede, dentro de sus posibilidades. Otros suben las montañas o se van a navegar. Y contra las malas políticas ya no valen ni los votos en contra.

Anónimo dijo...


Greciet: «A pesar de la censura, con Franco no se hacía mal periodismo»

El periodista destacaba en una conferencia cómo sacar a la calle LA NUEVA ESPAÑA «fue toda una epopeya» «pese a las restricciones a la información, no se hacía un mal periodismo. Los periodistas informaban de lo útil y cercano. Llegaban hasta donde podían». Greciet se refería de manera especial a los primeros años que siguieron al fin de la Guerra Civil.
Para Greciet la historia del periodismo durante el franquismo puede dividirse en tres períodos: desde el final del conflicto hasta los años 50, de 1953 a 1966, con la entrada en vigor de la ley de Prensa de Fraga, y desde este fecha a la muerte de Franco a finales de 1975. En lo que se refiere a la primera etapa del periodismo en la ciudad, «la censura era implacable», «el periodista estaba acosado por varias jurisdicciones y autoridades», en referencia a que había censores procedentes de la Iglesia, de Falange o del Ejército.
LA NUEVA ESPAÑA destacó cómo «nació tras un acto heroico y peliculero cuando un grupo de personas se metieron en tierra de nadie para rescatar un grupo electrógeno con el que poner en marcha la rotativa». Era 1936 y Oviedo estaba rodeado por el Ejército republicano. «Fue toda una epopeya», los medios de comunicación en Oviedo «pudieron sustraerse al estricto control» de la censura en aquellos años.
Los años más duros de la posguerra dejaron paso a la década de los 50 y a la creación de un Ministerio específico para la prensa: el de Información y Turismo. «El régimen de prensa se suavizó y el control de la información comenzó a realizarse a través de una censura delegada», que se centraba en que el control de la información que recaía en manos de los directores de los medios. «El primer lugar en el que se aplicó esta figura en toda España fue en los periódicos asturianos»
La tercera y última etapa de la prensa franquista, en las redacciones de los principales medios «apareció un tropel de jóvenes periodistas dispuestos a comerse el mundo». Greciet considera que fue un chorro «de sangre dinamizadora» que permitió a los diarios ovetenses «hacer un periodismo más atractivo, moderno y audaz» y que dio un nuevo impulso a los periódicos. Estos aprovecharon también que con la ley de Prensa de Fraga «las consignas en los periódicos quedaron prácticamente suprimidas».
En consecuencia La Nueva España tampoco te debe de gustar, como ninguna publicación que no comulgue con tus ideas, como ningún autor que no escriba lo que tú no quieres leer. Si nos cerramos a todas las doctrinas equivocadas, terminamos por perder la verdad. ¿Qué haces con las noticias de guerra, con las noticias de hambre, con las noticias de sublevación, con las noticias de abusos de poder, con las noticias que manipulan a la gente, estén escritas por quien estén escritas, en cualquier medio que las divulgue? Esa quimera a tu medida me parece que no la escribió ni Rosa Luxemburgo. También hay días nublados, de lluvia y frío y gente que no es cristiana, ni católica, ni apostólica y hay gente de otras etnias ¿cómo las esquivas?.¿Qué haces con las leyes que no te gustan, las ignoras?






Anónimo dijo...

Cinco historiadores liberales se rebelan contra la hegemonía académica de izquierdas. Cinco historiadores participan en este libro: Guillermo Gortázar como autor y editor, junto a Antonio Manuel Moral Roncal, José Manuel Cuenca Toribio, Alfonso Bullón de Mendoza y Pedro Carlos González Cuevas, en su última entrega que se titula 'Bajo el Dios Augusto' interpelan lo que para sus autores supone la hegemonía académica de un pensamiento de izquierdas al momento de estudiar la historia de España del siglo XX. "Nosotros no queremos decir que la nuestra es la única verdad. Sólo planteamos la necesidad de llevar la discusión histórica de nuevo al terreno de la academia". Este razonamiento, según Gortázar, impone lo políticamente correcto sobre análisis directo y real del pasado reciente. El libro es a todas luces un reproche: contra una izquierda que capitaliza un discurso, pero también contra una derecha cultural e intelectual que ha "cedido" terreno en este debate. En este libro se someten a juicio muchas tesis, algunas incluso de destacadas figuras de la historiografía como ManuelTuñón de Lara, Josep Fontana, Ángel Viñas y Santos Juliá, quienes son objeto de duras críticas en las páginas de este libro, especialmente las que escribe Pedro Carlos González Cuevas en su ensayo Los guardianes de la historia, presencia persistencia y retorno. "En este libro el lector encontrará un repertorio de versiones contrapuestas a otras y será el lector quien tendrá que juzgar cuál cree que está mejor razonada. Como la izquierda no tiene programa político quiere mirar al pasado, para ganar las elecciones en el presente."

Anónimo dijo...

La 'administración oculta' de Susana Díaz: 2.137 nóminas para puestos 'a dedo'. Después de años de opacidad, la Oficina del Portavoz del Gobierno andaluz ha difundido un documento de 57 páginas en el que se analizan los puntos más polémicos sobre la gigantesca función pública andaluza. El informe revela que hay 270.101 empleados a sueldo de la Junta, entre ellos 43.641 adscritos a la Administración general, 96.451 docentes no universitarios, 95.184 en instituciones sanitarias, 7.521 de la administración de justicia y 27.304 en el sector instrumental o 'administración paralela' (el 10,1% del total). Finalmente, en el conglomerado de empresa públicas y fundaciones hay más trabajadores de los que inicialmente se creía. Los sindicatos barajaban la cifra de 24.000 empleados y los presupuestos del año 2018 de la Junta de Andalucía recogían que había 23.899 empleados en nómina. Ahora, el Gobierno en funciones de Susana Díaz afirma que en realidad son 27.304, exactamente 3.405 más de los consignados en las cuentas públicas. El documento también detalla que hay 2.137 funcionarios en puestos de libre designación, también conocidos como 'a dedo', en la Administración general, 148 contratos de alta dirección en el sector público instrumental, 239 eventuales y 273 altos cargos. Sumados estos tres últimos resultan los 660 que cesarán de forma automática con el nuevo gobierno, como explicó Manuel Jiménez Barrios, vicepresidente de la Junta en funciones.

Anónimo dijo...

A veces, los periódicos, cuentan muchas mentiras: «En Andalucía lo que sabe un niño de diez años es lo que sabe uno de ocho en Castilla y León» Los alumnos andaluces, entre los que peor trabajan en equipo, según el informe PISA. Siempre se puede indagar más en esta noticia y su intencionalidad. Esa ultraderecha quiere cargarse el prestigio del gobierno del Psoe. Incluso el propio gobierno.