2014/06/14

ENCUENTRO ANUAL DE EX SEMINARISTAS

La falta de una foto que esperabas recibir para ilustrar una pequeña crónica no puede retrasar más esta. Irá sin la foto imaginada.

El tradicional encuentro de antiguos seminaristas se celebró este año en el alto Nalón y comenzó, como no podía ser de otra forma, con una misa en Villoria. Próxima a las lecturas, quizá por la confianza y la intimidad, no se habían encendido las velas del altar. Los curas oficiantes no tenían suerte con la mecha y tuvo que acercarse al altar a iluminarla quien en teoría parecía más alejado de los ritos.

Mientras tanto los corderos a la estaca iban tomando color y sabor diez kilómetros monte arriba en el merendero de Anzó. Después de una entretenida comida sin presupuesto previo (tú no tratas en esas cosas) te enteras de que si el encargado de buscar el lugar del condumio es un hostelero no está bien visto negociar precios porque priva el fair play entre profesionales formales. Novedoso y entrañable para ti. Precio correcto, por otra parte: el pacto de caballeros resultó provechoso y ponderado.

Para finalizar, junto con un pequeño grupo, a modo de coche escoba, fuisteis a visitar la casa natal de Palacio Valdés en Entralgo. Una visita entretenida con los típicos folletos a la entrada que últimamente no recopilas porque todo está ya en internet. Te disuade el compañero que trabaja en una imprenta: más allá de las monsergas de la sostenibilidad, conviene coger, si no acaparar, folletos porque todos tienen derecho a la vida.

No puedes decir que en el encuentro no hayas aprendido nada

 

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