2014/06/25

EL PENSAMIENTO DESNUDO

¿Qué piensas del pretendido aforamiento del emérito rey Juan Carlos? Además de hojarasca periodística y tertuliana no leíste nada serio o riguroso sobre la materia porque no te pusiste a ello. Seguro que lo hay. Sin repasar ningún apunte ni libro ni auxiliarte de Internet crees recordar que en Derecho Procesal la institución del aforamiento se justifica por la necesidad de sustraer a determinadas autoridades de demandas alegres o temerarias y porque algunas personalidades deberían ser juzgados por tribunales superiores, como mayor garantía de conocimiento, experiencia y frialdad ante el esperable ruido mediático. Bien, esa sería la teoría, ¿pero qué piensas tú? Entiéndase, ¿qué piensas por ti mismo? sin echar mano ni de prensa ni de lo que puedan opinar los diferentes partidos políticos. Sería algo así como una meditación virgen, pensamiento por ti mismo sin condicionante alguno.

Esta duda no surge porque sí. Estabas en la idea de que el aforamiento del que hasta hace nada fue Jefe del Estado era lógico, es más, no veías justificación a que el rey Juan Carlos se convirtiera en una figura de peor condición que un Consejero de una Comunidad Autónoma. Como todo el mundo lo pensaba, tú también, pero ¿cómo llegó eso a ser tu pensamiento? ¿Simplemente porque lo decían “los tuyos”? Ahora Rubalcaba te sorprende anunciando su abstención al aforamiento. Lees algo sobre el porqué y resulta que se debe a una cuestión formal: las prisas, que te suena a disculpa porque nunca se encontrará el momento para debatir un asunto así. El caso es que basta que Rubalcaba anunciara la abstención para fomentar esta meditación que te ocupa ¿qué piensas tú, sin leer nada, sin saber cómo está el asunto en otros países? ¿Cómo debería ser? ¿Es lógico un aforamiento vitalicio de un ex aunque haya sido Jefe del Estado? ¿Cabe pensar que sí porque nadie querría ser Jefe del Estado (si se pudiera elegir) si sabe que en cuanto cese lo van a freír a demandas?

No es la única duda del día. La siguiente requeriría una investigación sobre los hechos, pero a bote pronto, en la polémica sobre el programa informático del nuevo hospital asturiano que tanto enfada a los médicos ¿con quién estás? ¿Se puede estar con alguien sin conocer a fondo los hechos? ¿Te mantendrías en el prejuicio inicial si nuevos datos te hicieran cambiar de opinión? ¿Estás con los médicos, que se quejan de excesiva carga burocrática, o estás con la gerencia, que entiende que se trata lisa y llanamente de la humana resistencia al cambio? ¿Desde el punto de vista organizativo merece el médico un tratamiento diferente de otro profesional inmerso en cambios? ¿Es un hecho diferencial la salud? ¿Cabe un pensamiento neto sin información en la materia?

Tercera. Asegura el líder de Podemos que el terrorismo de ETA tiene explicaciones políticas. Lo políticamente correcto es condenar esas declaraciones porque de la explicación a la justificación y al apoyo hay un pasito, pero es necesario preguntarse sin echarse las manos a la cabeza ¿Qué son explicaciones? ¿Qué son políticas?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Aforamiento político: anacronismo legal según los jueces. Los llamados aforados, un resquicio del derecho procesal antiguo que en su momento pretendía proteger la libertad de expresión de quienes defendían lo público pero que actualmente los propios jueces cuestionan.

Las asociaciones judiciales, divididas sobre el aforamiento de jueces y fiscales. La mayoritaria APM es contraria a eliminarlo pero otros representantes de jueces y fiscales ve bien reducirlo al máximo, como en otros países.

El magistrado José Luis González Armengol señala que es sólo en los casos de “manifestaciones vertidas en el ejercicio de sus funciones durante la ostentación del cargo” en el que privilegio de aforamiento debe mantenerse. Y apunta que “no entiendo personalmente que en delitos comunes se mantenga ese privilegio y en esos casos, sería partidario de la aplicación de la norma procesal común como a cualquier otro ciudadano normal y corriente”. Joaquim Bosch da un paso más allá, y alerta de lo que considera un peligro añadido: “los aforados son juzgados en el Tribunal Superior de Justicia y en el Tribunal Supremo, los que han recibido más críticas, precisamente, por estar politizados”.

Anónimo dijo...

La actividad legislativa se ha paralizado y muchos proyectos de ley han quedado relegados a un segundo plano. Y todo por la obsesión de tejer una legislación excepcional que permita blindar la persona del que ha sido Jefe del Estado durante casi 4 décadas. Resulta sospechoso que el Gobierno y el grupo parlamentario popular hayan promovido con tanta urgencia la elaboración y aprobación de una ley que garantice el aforamiento de Don Juan Carlos de Borbón. Partiendo de estas premisas, es coherente, racional y sensato que los partidos de la oposición hayan votado algunos en contra de ese aforamiento y otros se hayan abstenido.
Algunos miembros del Gobierno y el Ministro de Justicia, argumentan que el aforamiento del rey Juan Carlos es “en beneficio de la dignidad de España”. Es decir, que, lo que deja caer entre líneas el señor Gallardón es que hay que aforarlo inmediatamente porque si alguien interpone una denuncia judicial contra Juan Carlos (en cualquiera de los ámbitos, civil, penal, administrativo o militar) porque hay indicios racionales para ello, ¿España perdería la dignidad como Estado ante los presuntos hechos antijurídicos cometidos por su ciudadano más ejemplar? Sufrimos una esquizofrenia política que no tiene parangón en ninguno de los países de nuestro entorno histórico y cultural. Por un lado, tanto desde la Monarquía como desde del resto de los poderes del Estado se predica hasta la saciedad que “la justicia es igual para todos”, que “el Estado de Derecho hay que respetarlo hasta las últimas consecuencias” que, cuando hay indicios racionales de criminalidad –sobre todo en presuntos delitos de corrupción- hay que esperar que la justicie actúe y, mientras tanto, el principio clave es el de la “presunción de inocencia” (creo que en política también es importante el de la decencia), etcétera. Y, por otro, que.., “claro, si alguien reclama algo contra Don Juan Carlos y prospera puede ser el principio del fin de nuestra historia, tradiciones, costumbres y de la dignidad misma como nación y como españoles”.
La dignidad del Estado y de sus ciudadanos (no súbditos) se consiguen con más democracia, más transparencia, menos caciquismo y menos corrupción. No seamos hipócritas, prediquemos, pero también demos trigo. No nos vale el “haz lo que yo te digo, pero no hagas lo que yo hago”. La conducta ejemplar y de “la mujer del César” de quién predica y enseña, queramos admitirlo o no, es la que seguirán sus discípulos. De lo contrario, tendremos que visitar al Psiquiatra para que nos lo explique y eso es lo peor que nos puede ocurrir como ciudadanos que formamos parte de una sociedad avanzada y libre.

Anónimo dijo...

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha argumentado que sin esas "explicaciones políticas" no se entendería que los tres últimos expresidentes del Gobierno hayan entablado conversaciones con los miembros de la banda terrorista.

Intentar comprender esas razones políticas es, "como todos los hombres de Estado de este país han reconocido, la clave para superar los problemas políticos y avanzar hacia soluciones democráticas".

Así, ha advertido de que "hablar de un problema y tratar de analizarlo políticamente no implica estar de acuerdo con él", y ha puesto como ejemplo el cáncer: "Puedo hablar del cáncer, pero hablar del cáncer no implica que yo este de acuerdo con el cáncer".

Anónimo dijo...

puedes hablar del cáncer,pero nunca con el cáncer.
el aforamiento no se sostiene en la vida actual.Todos somos iguales ante la Ley ...bueno eso decía el abuelo de Froilán.