2011/10/30

LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA, de Nuria Espert

En cuanto te lo pida, tendrás que acompañar a tu señora a una obra de su elección, ya que ella fue sin rechistar contigo al Teatro Jovellanos de Gijón a ver “La violación de Lucrecia”, obra de Shakespeare, que Nuria Espert convierte en un monólogo brillantemente adaptado para que ella sola represente sucesivamente todos los personajes.

Si no hubieras entrado previamente en Wikipedia, te habría costado enterarte de que Lucrecia, esposa del general romano Colatino, allá por el siglo VI a. C., fue violada por Tarquino, hijo del último rey de Roma, por lo que Lucrecia se suicida, muerte no del todo inútil, ya que el conocimiento público del delito fue el principio del fin de la monarquía romana.

El trabajo de Nuria Espert es sobresaliente. A su edad, setenta y cinco años, e incluso a cualquier edad, memorizar un papel para, con muy pocos silencios, actuar durante una hora y cuarto, es digno de alabanza, aunque entre los profesionales del teatro se dé por supuesto. Nadie adivinaría su edad a juzgar por la soltura, casi liviandad, con la que camina. Demuestra la gran actriz que es con su facilitad para llenar el escenario, sin repetir esquemas, sacando todo el partido a los mínimos ropajes y cortinajes, con los que juega a lo largo de la obra, que adoptan, como ella, múltiples funciones.

La escenografía, sencilla y simbólica, ayuda a concentrarse en la interpretación de la Espert. Sin embargo, tan brillante puesta en escena oculta el texto, a veces inaudible por los matices de la entonación o por la rapidez en la dicción. Por ese motivo te costó muchas veces seguir el hilo. Te parece que el texto de Shakespeare queda injustamente en un segundo plano.

Por cierto, a tu mujer le gustó más que a ti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No será que ya no oyes bién.