2011/09/11

AMORIÁU

Mientras esperas en una sidrería de la calle Gascona a que llegue un autobús con un pariente que viene de la República Argentina, entra la mujer de un amigo para comprobar si colgaron el cuadro que presentó al conocido certamen de pintura de la calle de la sidra. Desconocías esa afición. Normal porque es neófita.

Vas a ver el cuadro. Pides explicación sobre el significado. Tú veías un paisano tumbado a la larga, pero la autora te dice que es la bandera de Asturias y que la tonalidad predominante roja, y también el trazo azul, representan un poco la sidra que se sube a la cabeza. Conste que la interpretación la realizas después tomar el primer culín.

Unos días después vuelves al lugar del crimen, en este caso para ver jugar al Barcelona, por si pierde, porque tú eres del Madrid. Con la alegría del empate, pero no más que esa, te detienes a mirar los cuadros de la exposición. Pronuncias un ¡coño! para tus adentros en cuanto ves un cuadro con su nombre y unos apellidos. Es de otra conocida, pero en este caso nada neófita. Lo giras mentalmente, lo vuelves a girar, lo regiras y te preguntas si está colocado del derecho o del revés, intentas dar con la ley de la gravedad del escanciado, pero nada.

Desconoces totalmente cuánto tiempo le llevó a cada una, si pintaron directamente o sobre un boceto, qué clase de materiales emplearon ni cuánto pueden costar en el mercado. En consecuencia, con tus nulos conocimientos artísticos, no sabrías valorar el arte de cada uno.

Los dos cuadros bien podrían titularse igual: Amoriau con la sidra.

(Aclaración. En asturiano, amoriar: marear).

1 comentario:

manuelgb57 dijo...

Sublimne Luis Simon. Me recuerda, salvando las distancias, la obra de teatro "Arte" de Yasmina Reza, en la que se abre un intenso debate-discusion con profundo calado sobre un inmenso cuadro blanco curzado por tres rayas casi imperceptibles tambien de color blanco.