RIOPEDRE, EX CONSEJERO SOCIALISTA ASTURIANO, EN PRISIÓN

Como un mazazo recibiste la noticia del ingreso en prisión de José Luis Iglesias Riopedre, ex consejero de Educación del Principado y mano derecha en materia de enseñanza del Presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces.

Solamente coincidiste con él en un concierto al que llegó muy justo de hora y fue a sentarse al gallinero, casualmente junto a ti, en vez de en el lugar que tenía reservado, como el resto de autoridades, en butaca de patio. Andaría con esa prisa con la que le solías ver por la calle y las prisas son malas consejeras.

Leyendo un titular tenías la esperanza de que se tratara simplemente de un delito técnico, un incumplimiento grave en materia de tramitación de gastos, en temas de adjudicación de contratos o incluso por vulnerar la transparencia, pero no esperabas de ninguna manera que se le acusara de cobro de comisiones por adjudicación irregular de contratos.

En este caso, muchos años de estar en el poder le habrán hecho pensar, como a muchos en esa situación, que ancha era Castilla.

Estar en una mesa de contratación es de las labores más desagradables que le pueden corresponder a uno y en alguna ocasión tuviste que claudicar. Por suerte lo que a ti te correspondió alguna vez, que no pudiste pedir un día de permiso ni escaquear de otra forma, es valorar las ofertas de escasa cuantía, porque cuando el monto pasa de cierta cantidad, adjudica Madrid. De todas formas, incluso con esta nefasta (para esto) descentralización territorial, no hablas de baratijas.

Los pliegos de condiciones particulares, los pliegos de condiciones generales, las ofertas técnicas, la fianza provisional, los heterogéneos seguros, las condiciones generales de contratación, las mejoras ofrecidas por el oferente, son tan abstrusas, incomprensibles e incumplibles que después de puntuar al que te parece el mejor, solo queda decir: “Dios nos coja confesados”. Muchas veces los papeles se preparan en el límite de los plazos, son unos tochos que ni hay tiempo de estudiar ni de valorar y a veces hay que comparar churras con merinas.

En ocasiones, descentralizando tanto cuestiones tan técnicas se consigue que tengan/tengamos que resolver gentes versadas en nada, pero te toca por el cargo estar en la mesa de contratación. Uno puede abstenerse pero no tiene uno siempre el ánimo de ser permanentemente un pejigueras, solamente alguna vez. Solución: centralizar y simplificar, pero no hay manera.

El cobro de comisiones es otra cosa, y si lo hizo, que pague.