Esto del árbol genealógico e investigaciones colaterales da un montón de juego y alguna alegría, por ejemplo cuando un colega de Parana te trae una partida de un antecesor suyo, Toribio García, que se bautizó “en Herías a diez y nueve días del mes de setiembre año de mil ochocientos cincuenta y ocho”, hijo de Toribio García, de Cabezón y de María García, de Parana, nieto de Benito García, de Cabezón y María García Morán de Llanos. Una alegría descubrir que es un eslabón que sigue y que cuelga de un Benito García Ceñal y de una María García-Morán García, que ya tenías, pero desconocías como había avanzado esa rama.
Lo mismo con Rosa, bautizada en Parana “a veinte y cuatro de diciembre año de mil ochocientos cincuenta y siete”, hija de legítimo matrimonio de Pedro Díaz Bayón, natural de Cabezón y de Teresa García Cienfuegos, de Parana, abuelos paternos Francisco y Ángela Robla, naturales aquel de la dicha de Cabezón y ésta de Curueño, León, maternos Juan y Rosa López. En este caso te das cuenta de que el Pedro Díaz Bayón es Pedro Díaz-Bayón Robla y Teresa García López es Teresa García-Cienfuegos López-Balbona.
Con esto alegras la vida al colega de Parana, al que facilitas datos hacía arriba, pero a partir de esos Rosa y Toribio sabes cómo siguieron hacia abajo.
Sinergias.
2011/01/16
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