2009/02/27

EL MALO

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Nunca habías oído referirte a ellos así, genéricamente, como el malo o, en algún caso, los malos.

Ya quisieras tenerlo tan claro como la policía o a alguna policía, pero a estos les pagan precisamente por tenerlo claro o para que no se les noten las dudas.

Alrededor de unos chupitos, no podía ser de otra forma, tuviste oportunidad de conocer algunos detalles de la lucha antiterrorista, de pinchazos telefónicos, del apoyo social, de caídos en la lucha, de la colaboración o de las reticencias entre los distintos cuerpos de seguridad, de igualdades y desigualdades en el reparto del dinero cuando había algo que repartir y de cómo trozos desiguales de tarta rompen el pacto para-mafioso pero útil. Y las preguntas sobre si se avanzó algo en treinta años o si el malo está ganando.

Cada uno cuenta su experiencia y todo va sumando, por ejemplo los ferroviarios jóvenes que años ha tenían el País Vasco como su primer destino. Hay quien es abucheado porque le confunden con un policía si tiene el pelo corto, y quien es puesto contra la pared o contra un capó por un movimiento sospechoso si ya creció el pelo, y lo que ocurre si ese quien es el mismo, cómo esos detalles de los que ahora te ríes pero que en su momento acojonaron, cómo esas sensaciones fueron formando conciencia y pensamiento, menos la policía, que simplemente tenía una misión y la idea la tenía formada ya.

El malo. Es al que había que identificar, conocer, controlar, y, en el momento final, si llega el tú o yo, aniquilar. Y saber que ese juego está en el lote. El lote, otro concepto.

El malo, el lote, palabras detrás de las que hay toda una vida, pero desconocidas para ti, que solamente viste los cadáveres, el llanto y la rabia en la televisión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cuando jugábamos a buenos y malos, a policías y ladrones, a indios y vaqueros, Y siempre los mismos hacían de lo mismo.
Ahora me voy dando cuenta de de dde aquellos juegos vienen estos lodos.
Estaba todo tan claro.
Y ahora? Ahora hay policias ladrones, y los buenos son los malos y los malos quieren , más bien ppretenden, ser los buenos.
Como si no los conociéramos ya desde pequeños.