2018/09/25

CRISIS SUICIDAS

Tranquilos, que por el momento no es el caso. Es necesario aclararlo en la primera línea, aunque tenga su lógica pensar que 'excusatio non petita...'.

El suicidio te interesa, no solo porque recuerdas bastantes casos de conocidos, sino también por la querencia de los suicidas a tirarse a los trenes. En otros tiempos, acudiste a muchos arrollamientos ferroviarios. Solías entonces acompañar a los maquinistas en sus declaraciones judiciales y te interesaba conocer de primera mano lo ocurrido, hablar in situ con quienes supieran algo, desterrar la recurrente idea que alguien introdujo en la mente del ferroviario en el sentido de que no se podía nunca asegurar la intención suicida, pese a que era lo más evidente. Una declaración titubeante podía acabar en su contra. Algunos eran reticentes a cambiar el chip. Allá ellos con su respectivo subconsciente.

No era esto de lo que ibas a escribir, pero el teclado te llevó hasta ahí.

Retomas la idea: no estuviste en esa conferencia, pero cuando leas el recorte periodístico con la correspondiente foto del público, estarás tentado a pensar: ¿y fulano por qué está ahí? ¿tiene tendencias suicidas? ¿las manifiesta alguien de su entorno? ¿murió alguno de los suyos de esa forma y quiere profundizar en la mente muerta? Esa sospecha te ofendería si tú estuvieras entre el público y alguien pensara eso mismo de ti. No ocurre solo con esa conferencia en concreto, también con las de cualquier otra materia con algún tinte ideológico. ¿No puede uno acudir simplemente a escuchar? Parece que no, que se precisa un poco de afinidad con la materia objeto de la disertación.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El suicidio es el acto de suprema libertad. El suicidio, comparado con el homicidio es mucho más venial, porque en el asesinato atentas contra la libertad de otra persona. La violencia de género está en las noticias casi diariamente. Antes eran los asesinatos de los etarras. Un asesino puede matar a 20 personas y seguir libre, un suicida, si mata bien una vez, no vuelve a matar. Hay suicidas que quieren joder al maquinista y a los viajeros ferroviarios como despedida en su último acto. No saben irse discretamente, porque son débiles y cobardes ¿porqué no se suicidan en la intimidad de su casa y le revuelven las tripas a sus inquilinos.
Hay una lista de suicidas de la vida ajena: Inés del Río, sanguinaria etarra. 3.828 años y un día de condena. Antonio García Carbonell (violador). 230 años de condena. Juan Manuel Píriz (etarra) 61 años de condena. DOMINGO TROITIÑO ARRANZ (etarra). 1.118 años, nueve meses y 16 días. ELÍAS FERNÁNDEZ CASTAÑARES (etarra). 288 años y medio de condena. ¿No sería mejor que estos suicidas se hubiesen suicidado a sí mismos y no se hubiesen atrevido a quitarle al vida a los otros? Pero parece que da mas miedo un suicida, que un asesino que mata sembrando el terror.

Anónimo dijo...

Hay matrimonios de personas entradas en años que se rompen porque uno de los miembros de la pareja tiene una enfermedad irremisible, sin fecha de fatal desenlace y el otro miembro le ayuda a aliviar su sufrimiento. Y como para el miembro que queda no tiene sentido la vida sin su pareja, después se suicida. Viejos con alzheimer que quedarán sin los cuidados de su pareja, porque ya no los puede cuidar, porque están solos, sin los cuidados de los hijos ni de las ayudas sociales. Hay personas que se han quitado la vida porque padecían cáncer y no querían ser una carga para los otros miembros de la familia. Hay personas que se han quitado la vida por un rechazo amoroso, por haber perdido un trabajo, por irle mal en los estudios.
Hay gente que sufre depresión endógena con tendencias suicidas, porque le falta alguna sustancia en su organismo que le regule la satisfacción de vivir, de luchar por la vida, le falta esa fuerza para competir en la adversidad. Hay gente que se suicida lentamente con el alcohol, el tabaco y otras drogas. Hay gente que sube el estrés en el trabajo y sufre un ataque al corazón.
En el sistema educativo falta un asignatura: que nos enseñen a vivir con lo que somos, con lo que tenemos para ser felices, porque seguramente nunca lleguemos a ganar 1.000 € al día, como los reyes, no todos tendremos un amor de película, ni una casa como un palacio y podremos llegar a pensar que si no somos políticos aforados, no podremos alcanzar la felicidad.