2012/01/29

UNA DUDA DE LA LECHE

Durante la ingesta sabatina del picadillo, debidamente regado con sidra del país, no ocurrió nada. Leías como siempre, la prensa, pero pasabas páginas sin enterarte de nada. Tenías le mente puesta en otro tiempo y en otro espacio, concretamente en el desayuno de esa misma mañana y en la cocina de tu casa.

Quienes te vieron la cara dicen que mostraste un gesto de pasmo absoluto y que no acertaste a decir más que un ¡Pero bueno! cuando al echar en la taza lo que tenías pensado que fuera leche, resultó a saber qué líquido verdoso y aguado. Aquello era leche más que desnatada, esa que tomas para compensar algún exceso culinario. No escribes la marca de la leche para no allanar el camino a los rastreadores de noticias por internet.

Con ese ánimo iniciaste la tradicional vuelta por El Fontán, cuyo acto central es de sobra conocido.

Tomas el primer culín y comienzas a barajar posibilidades, la más sencilla ir a la tienda, mostrar el tetrabrik y que te den otro. No pierdes nada. Te costó cincuenta céntimos, te lo cambian y en cinco minutos, asunto concluido.

Cuando tomas el segundo y mientras mascas el pincho piensas en otra posibilidad: llamar al teléfono de atención al consumidor que aparece en el cartón. Te inclinas por descartar la opción porque ¿cuánto tiempo te tendrán al teléfono, que es un 902? En tiempo a saber, y en dinero más de lo que pagaste por el litro de leche.

Con el tercero se te ocurre exponer el caso a tu amigo veterinario, hombre experto en la materia aunque en otras latitudes. ¿Quién sabe si te sugiere presentarte en las oficinas centrales y como atención te dan un lote de productos?

Después de terminar el cuarto piensas en acudir a la Oficina de Consumo del Ayuntamiento, pero viendo lo que ocurrió con la sentencia absolutoria que dejó impunes las denuncias presentadas en esa oficina, sería papel mojado. Además, este lunes no vas a estar en Oviedo, el martes tendrás trabajo acumulado, y podría llevarte la mañana.

Con el quinto finiquitado te inclinas por la Oficina Autonómica de Consumo, aunque tuviste una negativa experiencia con un molinillo que resultó un fracaso (molinillo y experiencia). Aunque te lo sustituyeron varias veces por otro, siempre acababa cascando, y cuando alegaste que el cómputo de la garantía debería contarse desde cada elemento nuevo que te daban de reposición, en la Consejería entendieron que el cómputo se inicia desde la compra inicial. Con esa triquiñuela, los dos años de garantía pasan y nunca hay un molinillo que funcione. Además tienes en cuenta la total permisividad que mantuvieron con la Ley del Tabaco. Mismo problema del lunes.

Con el sexto las neuronas están más activadas, subes un peldaño y piensas si no habrá algún artículo en el Código Penal en los delitos y faltas contra la salud pública. Es sábado, el juzgado de guardia está abierto, también la comisaría, aunque seguramente le quitarán importancia e intentarán derivar un canal administrativo. ¿Cómo saber si hay más casos?

Al séptimo no descansas, pides la cuenta, pagas, recoges el periódico y te marchas con la duda a otra parte.

Deshaciendo el camino, te pones el mandil y te sitúas en el mostrador virtual que ocupas de lunes a viernes y meditas sobre qué gestión aconsejarías a un amigo a quien ocurriera algo así, no con la leche, sino con un billete, un retraso, un adelanto, un torno que atrapa y un trato que alguien dispensa.

3 comentarios:

Alipio dijo...

Suerte que fue a la taza. No quiero pensar las consecuencias si fueses aficionado a beber "a morro".

Saludos.

Anónimo dijo...

"No escribes la marca de la leche..."
Pero si se ve en la fotografía: Alimerka. ¿Qué tipo de leche puede haber dentro de un envase de un litro que sólo cuesta 50 céntimos? Compra Central Lechera Asturiana que, además de ser muy buen producto, es buen cliente de tu empresa.

Anónimo dijo...

deberia darte verguenza comprar leche a 50 cms.Quitando el IVA y lo que se lleva el comercio y la Central Lechera, cuanto le pagaron al dueñu de la vaca por esi litru.
Que ni le merecio la pena apretar el tetu a la vaac