2012/01/31

GANAR EL COCIDO

No conseguiste del todo mantener el silencio autoimuesto, pero así y todo crees haber merecido el cocido jugando a la defensiva para mantener la portería a cero, sin arriesgar con incursiones al área contraria, que tampoco es tal.

Una vez ganado el cocido, tocó comerlo. No es mala elección tratándose de Valladolid. Unos garbanzos de tamaño discreto, pero muy finos.

La duda con los garbanzos surgió después, aunque viene de antiguo.

Durante años los domingos fueron día de garbanzos, que debía ser plato caro de aquella, pero tú no acababas de descubrir el mérito, hasta el punto de que nunca te dio mucho más por los garbanzos solos. O bien los mezclabas con los fideos, que en teoría eran el primer plato, o los unías al repollo, o echabas entre ellos el chorizo y la carne. Si no había repollo, unos pocos garbanzos con los fideos y otros pocos con la carne, pero nunca solos. Manías que uno habrá inventado o heredado.

Las alternativas en Valladolid se multiplicaron pero los modales que supones que habría que gardar en tan digno lugar (El Caballo de Troya) te impidieron realizar todas las combinaciones posibles, más que nada porque los platos los sirven separados.

Estabas condenado a comer los garbanzos solteros. Menos mal que un comensal se decidió a pedir un chorrín de aceite y un poco de pimentón picante para comerlos a su usanza. No te resististe a la prueba.

Habrá quien piense que estropeas garbanzos (gabrieles decía tu padre) sin insistes en deglutirlos con modales tan heterodoxos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En una segunda lectura se puede ver cómo sabes nadar y guardar la ropa. Quizá no sean criterios de rentabilidad, como los aplicarán las nuevas operadoras privadas ¿con subvención? pero es lo más diplomático para el sistema en el que estás inmerso, para que se mantenga y no te llamen a capítulo, como en tu etapa de respondón en la mili. La experiencia es un grado