(Repasando las entradas del blog, veo que este, de hace unos meses, quedó en borrador no sé por qué. Lo cuelgo ahora, aunque esté pasado de moda)
-Crasssss, crassss
Es la música de fondo que oyes y hasta lees estos días. Es el ruido que produce el continuo rasgar de vestiduras de políticos, comentaristas y hasta de las gentes del común.
Se extrañan unos de que algún antiguo alcalde haya emitido en esta ocasión un voto a la griega, apoyando a los contrarios y no a los más afines, olvidando que el hombre se venga de cómo le desbancaron en legislatura anterior por similar procedemiento. Y le da igual que lo manden a la Comisión de Conflictos. lla venganza es clásico sentimiento humano cantado por Shakespeare.
Hubo quien dudó entre la disciplina del partido y el interés de las bases de cara a los pactos post electorales. Quien así piensa revela una frágil memoria porque esa duda es clásica entrela militancia política, sindical y de cualquier asociación.
Otros se echan las manos a la cabeza al enterarse de que los elegidos decidieron el sentido de su voto mientras subían las escaleras del ayuntamiento. Los que así piensan no caen en la cuenta de la duda que habrá corroídeo a esos munícipes desde la misma noche electoral. Y olvidarán quizá que ellos mismos decidieron el voto al entrar en la cabina electoral aunque llevaran dos años renegando de ese voto o de ese partido.
Se habla con un algo de desmesura de traidores y traiciones, palabra grave que habría que reservar para más altos destinos que esta política de usar y tirar. Se olvida que los traidores de un bando son los héroes del otro. ¿Es Areces un traidor por haber abandonado en su día el Partido Comunista? ¿Es un traidor Álvarez Cascos por abandonar el Partido Popular y fundar un partido que se acabará con él?
¿No se dice que los alcaldes y concejales son los políticos más apegados al terreno y a la gente? ¿De qué nos extraña, entonces, que tengan nuestros mismos comportamientos y que dejen asomar sus/nuestras pequeñas miserias y nuestras dudas?
Débiles y humanos como son ellos, y honestos como somos los demás, no vayamos a picar a su puerta para que caigan en la tentación de acceder a nuestras peticiones y corruptelas.
Esperemos, si acaso, al día ciento uno, pero ni uno más.
2011/06/14
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