UN MEDIOFALTOSU

Dos introducciones, de momento independientes:

1/ Faltosu. Tomamos la tercera acepción del diccionario de asturiano: “Que falta, que trata ensin respetu a los demás”.

2/ Recortes. A veces recortas artículos de periódicos o revistas que vas metiendo en libros que tratan del mismo asunto, o en el peor de los casos vas dejando sobre los lomos formando un maremágnum que pone de los nervios a tu cartesiana dueña. Las más de las veces esos recortes acaban en la basura, no sin antes preguntarte por qué habrás recortado esto. A veces tienen utilidad a medio plazo, por ejemplo, ahora mismo. Es el caso del recorte de una entrevista que a finales de agosto hizo EL PAÍS SEMANAL a Manuela Mena, jefa de conservación del Museo del Prado.

Fin de la introducción.

Hay quien pone la COPE por la mañana y con esa ración ya va como una moto todo el día. No es tu caso, pero tu ración de masoquismo nadie te la quita, no con la COPE sino con la columna de Javier Neira en la página 2 de La Nueva España. A veces Javier Neira te parece acertado y por eso no lo descartas del todo, pero ye un ejemplu de faltosu, no de faltosu enteru, sino de medio faltosu, de los que ven el mundo blanco o negro, sin matices y que no conceden una mínima oportunidad a los que no piensan como él, la mitad del mundo por lo menos. En su última columna, “Coloso II”, se sorprende de que el famoso cuadro El Coloso va a dejar de atribuirse a Goya. El título viene a cuento de que el tal Coloso II sería Zapatero, príncipe de la mentira.

El que solamente lee la prensa de su cuerda malamente podrá pretender estar informado, ni siquiera tener opinión propia. Es peligroso cualquier sectario, pero más todavía el sectario al que le pagan por informar. Si a Neira se le hubiera ocurrido leer el País Semanal, posiblemente no quedaría tan perplejo a la hora de recibir ahora la noticia o tendría que buscar otro brillante titular. De todas formas, no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Sin embargo, no fueron las declaraciones sobre Goya lo que más te llamó la atención de la entrevista, y por eso la recortaste (ahora ya puede ir a la papelera), sino su personalidad en general, su aspecto tan profesional, tan corriente en la mera apariencia, tan refractaria a afeites y peluquerías, ella que es conservadora. Tan paradójica.

Lo que más te llamó la atención fue esto: Casada con el historiador de arte inglés Norman Rosenthal 'sir Norman' puntualiza, hasta marzo pasado director de arte y exposiciones de la Royal Academy of Arts del Reino Unido, la pareja tiene dos hijas, de 14 y 17 años, y vive entre Madrid y Londres. "En realidad nos da igual estar juntos que separados. Claro que estamos mejor juntos, y todavía me sigue pasando que, algunas veces, cuando nos separamos, lloro amargamente. Sigo sintiendo el tirón de la separación después de 25 años juntos”.

Nos da igual estar juntos que separados. ¿No es una frase genial? No todo el mundo puede abstraerse así y sacar tiempo para dedicar horas a Goya y su mundo y a las maravillas de los sótanos del Museo del Prado, los colosos del subsuelo.