2008/07/06

VIERNES CON CHUSO

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Habías anotado en el móvil, sección calendario para este viernes “Comida con Chuso en Moreda”.

Te había dicho que después subiríais a Urbiés, su pueblo natal, en donde estaba arreglando (quedaría más fino “restaurando”) la casa de sus padres. Pasarías, pues, media jornada en la capital y la otra media por el mundo.

Una vez más podrías comprobar el contraste entre la ciudad, hecha para los coches, y Urbiés, en donde sólo se oyen los pájaros, y eso ya es un punto. Cuando sales por la mañana a tomar el café observas una señal de tráfico medio tumbada por alguna simpática furgoneta acelerada que se habrá excedido en la maniobra. La señal fue a orientarse justamente sobre la zona limítrofe a un paso de cebra y llevaría así seguramente un buen rato. Si hubiera caído hacia la calzada, rápidamente habría tomado nota la Policía Municipal, pero que queden libres de obstáculos las zonas de paso de los peatones es una cuestión menor.

Coges un tren hasta Mieres, en donde aprovechas para ver cómo se vende la nueva tarjeta sin contacto que estos días comienza a implantar tu empresa. Con la satisfacción de que la cosa marcha, cruzas el Puente de la perra y llegas a la estación de FEVE para coger el tren que te llevará hasta Moreda. Observas unas pegatinas acertadas en sus máquinas de billetes. Siempre se puede aprender. Te fijas en unos azulejos con el mapa del camino de Santiago y una explicación precisamente de la zona que pasa por tu pueblo. Ves lo que ocurre cuando los mapas se encargan a Madrid, que sale como Puente Fierro lo que lleva cien años llamándose Puente de los Fierros.

Al pasar por Figaredo ves un letrero en la cantina SE TRASPASA. Se conoce que en FEVE están más liberalizados porque en su empresa hermana, la tuya, no se contempla esa figura jurídica, pero todo se andará. A lo mejor fue una simple licencia lingüística, para captar la atención.

Llegas a Moreda. Como los sanitarios son gente formal, Chuso está trabajando todavía así que no te disgustas mucho por hacer tiempo tomando una sidra en EL ÁGORA mientras desmontan los tenderetes del mercado al aire libre que todos los viernes hay en Moreda. Más te enterarás de que te fuiste a sentar precisamente en la sidrería que menos cuadra con tus ideas políticas, pero juras que en el exterior no había ninguna bandera aguilada.

Llega Chuso con un amigo del transporte por carretera y os vais hasta La bombiecha, en donde sirven, además de sidra, unas compuestas realmente extraordinarias, pero solamente probarías un sorbo por una pajina, que no conviene mezclar. Previamente saludarías en otra terraza a tu antiguo compañero del Seminario Órdóñez Bigotes.

Es la hora de ir para Casa Bayón, en donde no coméis en la cocina porque no hay sitio, pero aquello ye como casa güilu. Fabada y berzas con compango abondo, a continuación carne guisada y adobo, que probarías porque hay que catar de todo para que no se enfade la cocinera. Pantagruélico, rico, en buena compañía y gratis. ¿Qué más se puede pedir?

Chuso te lleva hasta Urbiés. Hacéis un par de paradas en algún punto singular, por ejemplo, un área recreativa junto al pozo Fortuna, homenaje sencillo a algunos muertos de la guerra. Intentas interpretar un monolito. Para ti simboliza la guerra y la posguerra con dos bloques perfectamente separados pero unidos formando un solo cuerpo: España, con la herida de las balas, pero apuntando al cielo con esperanza.

Te detienes también en una poesía de Cesare Pavese traducida al asturiano y suena tan dulce en italiano como en asturiano, pese a que hable de la sangre derramada. Una pena que el Ayuntamiento de Mieres no haya tenido tiempo de mandar a un par de segadores a adecentar aquello. El Ayuntamiento publicó un bando sobre las caleyas y las cunetas, pero lo del pozo Ventura es otro centro contable, otro presupuesto, otro cantar.

Adelantáis a un jinete que guía a su caballo con un cargamento de leña (el término jinete parece excesivo para la ocasión); observas la manga ancha del Ayuntamiento con las reparaciones de las casas y ni así están contentos los vecinos; vais pasando frene a la docena de bares abiertos que en su día hubo en Urbiés (queda uno). Cuando la bonanza económica alcanzó su culmen se abrió una cafetería, que ya no era bar, sino ¡cafetería!, que te imaginas con las sillas de barras metálicas de skay amarillento y mesas de Formica; te señalan bares clausurados que en su interior tendrán todavía pellejos de vino; la escuela pública reconvertida en albergue, la iglesia nueva de los años sesenta, parroquia de dos curas; dónde estaba la bolera, la carnicería o el economato; ves a los nativos que cuidan del pueblo, rozan y hacen algo por los caminos.

Los páxaros de allí saben informática porque entienden perfectamente los disquetes que ondean desde lo alto de los palotes.

Chuso te señala el Colláu, la Pará, el Gomial, la capilla de Santa Olaya, Corralduxu, la Canga, el Mayaín, el Caburniu, y otros que no recuerdas con exactitud.

Sus hijos reciben una educación libertaria en la huerta y seman a su aire lo que quieran; ajos, perejil, nielda, lechugas de hoja de roble, fresas, arbeyos, y más. La meruxa no hace falta que nadie la plante, nace sola y hace compañía al resto de la flora.

Te invita a llevar lo que quieras pero prefieres que tu hija pueda seguir diciendo cuando llega a casa y abre la puerta del frigorífico ¡qué tristeza de nevera!

Allí está el manzano que da sombra a las lecturas de algunas tardes. “Todos nos volvemos aquí un poco nenos, unos recordando, otros viviendo…para luego tener algo que recordar”.

Y te pasarás el resto de la tarde memorizando la frase anterior para que no se te olvide.

Chuso debería ser conocido por su gran…corazón, que también tiene tres sílabas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué son "compuestas"? Cacharros? Cocktails(Cócteles)?

Vaya día más entretenido...

Por cierto, la nevera da tristeza... Pero la despensa de casa es lo mejor!!!