Una vez más, fuiste de vacaciones a Benidorm. Seguramente hay otros lugares de más vistoso pedigree, más exóticos, mas chics, o que aportan “más valor”, sin que se sepa muy bien qué es ese valor. En Benidorm es posible la diversión (vertirse hacia fuera) y la reflexión (doblarse hacia dentro). En tu caso la primera reflexión fue al asomarse a la terraza del hotel.
Estuviste en un buen hotel a cinco minutos de la playa, no más, en un hotel que ya conoces de anteriores ocasiones. Otros años te alojaste en plantas superiores. Este verano te tocó la novena, que con ser alta, fue pisar la terraza y acordarte de Platón. Anotas como labor primera para este curso leer “La República”, en donde aparece la alegoría de la caverna, en donde el ser y el parecer se confunden. En la caverna de Platón unos hombres se encuentran atados de pies y manos en una caverna y el único conocimiento del mundo exterior es el que les llega a través de las sombras que de otros hombres que por allí pasan se proyectan sobre la pared. Y acaban creyendo que las sombras son los hombres, que el reflejo de la realidad es la realidad.
Te asomas a la terraza y divisas una diminuta porción de playa y te preguntas por el tamaño real o si todo es un espejismo. Por ese diminuto catalejo tienes que adivinar si hay mucha o poca gente en la playa, si tendrás que madrugar a colocar la sombrilla, si soplará el poniente o el levante o si hoy Lorenzo caerá a plomo. Adivinanzas a partir de poco más que una sombra.
En los próximos días prometes dejar anotadas tus impresiones, que a base de ir moldeando acabarás confundiendo con la realidad. A base de repetirlas te las podrás acabar por creer, como el de la viñeta que cayó en tus manos debajo de esa sombrilla de la que raramente saliste. Si te las acabas creyendo y te sirven, misión cumplida.
2 comentarios:
Muy buena la viñeta
genial
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