2022/05/17

DE FACEBOOK (Días 13 y 14)

 LECTURA DE LA PRENSA. LONGITUD

Casi todos los medios informan del asesinato de un fiscal antimafia de Paraguay que se encontraba de luna de miel en una tranquila playa de Cartagena de Indias. Esa misma mañana su mujer, periodista, le comunicó que estaba embarazada. Uno se queda con el titular del ABC: el fiscal asesinado es el que encarceló a exfutbolista Ronaldinho por falsificación de pasaportes. También investigó al expresidente paraguayo Horacio Cartes, pero las letras grandes son para Ronaldinho. Un titular así lleva a pensar que Ronaldinho puede tener algo que ver. La asociación de ideas es inevitable, aunque sea injusta. Uno puede ser un voraz lector de prensa, pero no la lee de cabo a rabo; a veces entra en detalles, pero las más no pasa del titular, y si en ese titular se habla de Ronaldinho, se queda uno con la copla de que igual tuvo algo que ver.
De lecturas cortas y largas trata la columna de Juan Carlos Laviana “La ‘infoxicación’ mata la lectura”, que se refiere a la disminución de la longitud de los libros que leemos. Según él, ese hecho delata una sociedad cada vez más inculta. Uno no cree que necesariamente sea así. Es cierto que los editores distribuyen libros de menos páginas que en el pasado, pero eso no necesariamente es culpa exclusiva del malévolo editor, porque a lo mejor el inocente escritor prefiere escribir textos más cortos. ¿Es una rendición o es una legítima preferencia? Lo que diga el escritor. Uno, como lector, se atreve a veces con tochos importantes. El que acaba de terminar de Javier Marías llegaba a las 670 páginas. Antes de ese uno se atrevió con “Gárgoris y Habidis” de Sánchez Dragó, que, en dos volúmenes, llega a las 900. Precisamente hizo uno un paréntesis en el de S. Dragó para tomar aliento leyendo a Marías, pero está uno volviendo a Sánchez Dragó. Los libros cortos tienen el encanto de la brevedad. El prototipo de libro breve y magnífico es ‘Crónica de una muerte anunciada’ para leer de un tirón, pero hay otros muy buenos. En definitiva, no se atreve uno a relacionar longitud del libro con mayor cultura de la sociedad.
Sánchez Dragó, por cierto, y otros salen retratados en El Mundo como público destacado en la Feria madrileña de San Isidro. Uno acudió una vez a una corrida de toros. Una y no más, Santo Tomás. Pese a su crueldad uno no duda al encuadrarla como expresión cultural. De hecho, El País, que ya no informa de los toros en sus páginas impresas, pero sí en la web (es una contradicción que trató de justificar el Defensor del Lector), incluye la información dentro del epígrafe de Cultura. A lo que iba, los toros son la manifestación cultural donde más discrepancias se registran entre la izquierda y la derecha. Véanse las fotografías.
Noticia de medio metraje, también distribuida por muchos medios, es la que proporcionó una intervención de la ministra Carolina Darias al comunicar la puesta en servicio del teléfono contra el suicidio, el 024. Dice la ministra que el primer día de funcionamiento se recibieron mil llamadas, de una duración media próxima a los treinta minutos. ¿Es uno desconfiado si confiesa que directamente no se cree esas cifras, ni la duración media ni el número total?
En Venecia y en Barcelona está hartos de los turistas. En el distrito Centro de Madrid están hartos de las molestias que les ocasionan los continuos rodajes de películas. Es una manifestación más de la ley de la oferta y la demanda. En Asturias son una fiesta y un motivo de alegría que los cineastas elijan la región como plató, por ejemplo para el rodaje de ‘Pídele cuentas al rey’ o Lastres y el Doctor Mateo o el Orfanato. Nada extraño, cuando uno quiere despuntar en el teatro, en el deporte o en cualquier actividad, paga por participar, para que le seleccionen. Cuando uno tiene un nombre, reclama sus honorarios.

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LECTURA DE LA PRENSAL. FINLANDIA. BAJAS MENSTRUALES
Habíamos cogido con pinzas la historia de Ucrania, con sus particularidades de Crimea, el Donbás, el batallón Azov y demás asuntos imposibles de estudiar en un bachillerato, cuando estos días tenemos que adentrarnos en la historia de Carelia, esa región a medias entre Rusia y Finlandia, ahora mayormente rusa después de ser anexionada durante la Segunda Guerra Mundial. Como Finlandia pide entrar urgentemente en la OTAN, Rusia pone el grito el cielo, y no es lo peor que ponga el grito en el cielo sino los aviones de guerra. Los fineses están por plantar cara a Rusia, a juzgar por el apoyo al ingreso en la OTAN, que es de un 76% a día de hoy después de la invasión de Ucrania, cuando hace cinco años el porcentaje de apoyos era del 21%. ¿Con quien están los carelios de siempre, querrán seguir con Rusia o prefieren Finlandia? Nadie les va a preguntar. ¿Y nosotros con quiénes estamos? Hay quien ve en todo esto la mano de los Estados Unidos, interesados en que Rusia y Europa se enfrenten, aunque no lleguen necesariamente a las armas, para que se debiliten mutuamente y dejar así franco el terreno a los norteamericanos para avanzar en el imperialismo económico y la hegemonía en el comercio y en la distribución de la energía y las materias primas. Uno toma un vino semanal con gente muy variopinta y hay quien opina precisamente eso. Claro que otros opinan lo contrario.
¿Y esto de las bajas menstruales, qué? Un nuevo motivo de enfrentamiento (o solo legítimas discrepancias, según quien lo cuente) entre PSOE y Podemos, también entre CC.OO. y UGT, entre algunas organizaciones feministas, y también entre la población en general, incluso la más radicalmente feminista. Hay radicales que creen que de esta materia solamente pueden opinar las mujeres. Admitido eso, sería interesante oír la opinión de las empresarias mujeres. Por supuesto que habría que recabar la opinión de la mujer-mujer de la que hablaba José María Aznar. Sobre si estigmatiza o no, si estigmatizar equivale en algún caso a señalar con el dedo, sí. Sin embargo, uno trabajó con muchas mujeres a lo largo de su vida y no recuerda que se haya sabido de nadie que se diera de baja por los dolores menstruales. Es posible que haya habido bajas puntuales, pero tampoco los compañeros ni los jefes conocen ni tienen por qué conocer el motivo real de la ausencia, que, si la interesada no desea comunicar, tiene muchas maneras de pasar desapercibida como si fuera una dolencia cualquiera. Otra cosa sería si todos los meses o muchos meses se hubieran producido ausencias de varios días. Lo dicho, uno no conoce ningún caso. A partir de ahora, si se facilitan esas bajas, vox populi correrá la voz del motivo real de la baja y puede ser motivo de chascarrillos. ¿Eso es estigmatizar o estigmatizar es otra cosa? El problema real, a corto plazo, EN LAS EMPRESAS PRIVADAS, es el temor a las bajas intermitentes. Hay que ser realistas. Si una mujer con reglas dolorosas coge la baja todos o muchos meses durante varios días ocasiona importantes distorsiones organizativas y puede disuadir al empresario a la hora de la contratación. En teoría también el empresariado puede mostrar reticencias ante los embarazos, pero los casos no son en absoluto comparables. Una mujer puede quedar embarazada por término medio dos veces a lo largo de toda su vida laboral, y son bajas de larga duración, más fácilmente sustituibles que las bajas cortas pero intermitentes durante treinta años. Matizó uno antes que pensaba en las empresas privadas, porque huelga decir que en las empresas públicas no habrá ningún problema. Leyó uno por ahí que en Europa no hay ningún país que reconozca este tipo de bajas, pero sí pero sí hay precedentes en Japón desde 1947, también en Corea del Sur, en Indonesia, en Taiwán y hasta en la africana Zambia. Estaría bien saber qué repercusión práctica tiene este fenómeno en esos países. Esta es una buena ocasión para que en el debate parlamentario que toda ley lleva aparejado se expongan allí todos los pros y los contras sin apriorismos, pero eso es mucho pedir.











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