2022/04/06

DE FACEBOOK (Días 2 y 3)

LECTURA DE LA PRENSA. ALTURA DE MIRAS
Estuvo la ministra Montero en Avilés en el estreno del documental ‘La Fabricona’ en el auditorio del Centro Niemeyer, que significó un acto de despedida de las antiguas baterías de coque de Ensidesa. Siguió la película desde la primera fila de las butacas, como corresponde por protocolo, flanqueada por el presidente autonómico Adrián Barbón y por el resto de autoridades. Interesa fijarse en el pie de la foto: “Autoridades, en primer término, con los protagonistas del documental en la segunda fila”. Habló la ministra Montero en Avilés de la necesaria altura de miras para llegar a un acuerdo sobre la financiación autonómica. ¿Qué será la altura de miras si se baja al detalle? Cuando uno acude a una negociación lleva una lista mental o física de reivindicaciones, unas grandes, otras pequeñas, unas irrenunciables, otras transigibles, donde no necesariamente las más grandes coinciden con las intocables. Uno entiende que la altura de miras es renunciar a algo grande o a algo en principio irrenunciable en aras de esas palabras tan trasnochadas, que no el concepto, que se conoce como bien común. Se refería uno antes al pie de foto. ¿Y qué tal si los de la primera fila, colocados allí por el protocolo, hubieran cedido, con altura de miras, su sitio preferente a los protagonistas del documental, relegados a la segunda fila? Perdieron una oportunidad de demostrar, en materia de poca monta, la clamada -vacuamente- altura de miras.
Desde luego altura de miras espirituales tienen que tener necesariamente esas ciudades como Sevilla y Liria (Valencia) a las que aspira a sumarse Oviedo para ser reconocida por la Unesco como ‘Ciudad Creativa de la Música’. Ahí es nada. Se trata, dice la noticia, de una distinción que se otorga a las urbes que “identifiquen la creatividad como factor estratégico de desarrollo urbano sostenible”. Uno querría ver por una mirilla cómo se quedó de pánfilo y repantingado el inventor de esa frase. A continuación le preguntaría, ¿en cristiano que ye esto, ho?
Excesiva altura de miras tuvo el Ayuntamiento de Gijón con la obra del cascayu en el Muro. Una jueza, más mezquina y letrapequeñista, tumba el plan por grandilocuente. No le gusta a uno hablar de sentencias que, al ser recurribles, no son firmes, pero quede como apunte por aquello de la altura de miras, porque el cascayu como se veía bien era desde la altura.
La Sindicatura de Cuentas da un repaso a los ayuntamientos asturianos al analizar si presentan los presupuestos anuales en plazo y si cumplen determinados requisitos. Solo ocho ayuntamientos aprobaron en 2020 su presupuesto en el plazo previsto por la Ley. La Sindicatura de Cuentas observa irregularidades en materia de transparencia y buen gobierno: diecisiete consistorios no rindieron cuentas. Por cierto, uno dio un repaso a los cumplidores y a los incumplidores intentando intuir si alguna tendencia política era más calquina o más vivalavirgen y no llegó uno a ninguna conclusión, o sea que en esta materia harían bien en no blandir espadas ni sacar la lengua a pacer. ¿Dónde está aquí la altura de miras, en el alcalde o alto funcionario municipal que dice ‘vamos a ser formales y mandar estos papeles en plazo a la Sindicatura’, por su alta función institucional; o por el contrario, el que piensa y dice ‘qué cojones tenemos que dar cuentas a unos tíos que no eligió nadie’?
Comunica LNE que el Estado anuncia un tren rápido de Bilbao a Santander tras descartar el AVE Cantábrico. Es cosa seria y desacostumbrada leer al Estado anunciando una noticia, por más que en el fondo sea cierto siempre que quien lo anuncie sea una autoridad del Estado, como en este caso, que fue la ministra de Transportes y otros aditamentos, Raquel Sánchez. La noticia habla de un estudio de viabilidad. Por algo se empieza, por ejemplo con un globo sonda a ver qué pasa. El globo está ya en el aire. Se habla de un viaje de una hora entre Santander y Bilbao porque habrá que acometer importantes obras de infraestructuras, señaladamente túneles y viaductos, que nos llevan, si no a Bilbao y a Santander, al menos a pensar en los proyectos con altura de miras. ¿Qué es aquí la altura de miras? ¿Quién tiene que renunciar a qué? ¿Los stakeholders con intereses a lo largo de cada terruño por los que haya de trascurrir la vía férrea? ¿Los ciudadanos que querrían ir a ciento cincuenta, pero tienen que conformarse con el cien? Uno, guiado por el sanchopancesco criterio de que lo mejor es enemigo de lo bueno, se inclina no por el plan más ambicioso y maximalista pero sí por uno que permita ese cien por hora de velocidad media. Se daría uno con un canto (blando) en los dientes.
La revista satírica Hermano Lobo * (rectificación: La Codorniz) en una sección habitual condenaba a algún personaje a la cárcel de papel durante una semana. Si se siguiera editando, uno metería en la cárcel de papel esta semana a Javier Alberdi, el líder regional del Sindicato de Médicos, por esta frase: “La situación de Primaria no puede ser más dantesca”. La duración de la condena sería el tiempo que tardara en leer ‘La Divina Comedia’ de Dante Alighieri para que aprenda a no hablar de situaciones dantescas en vano, igual que no se debe pronunciar el nombre de Dios en vano.
Por el contrario, el aplauso beatífico para las palabras casi siempre amables y el tono sosegado de Milio’l del Nido en El Comercio que habla de los Jardines de La Rodriga en Oviedo.

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LECTURA DE LA PRENSA. CONTRA CORRIENTE
La guerra de Ucrania, cuyo ardor popular aplaude el mundo, sigue dando noticias y sugiriendo comentarios a las firmas habituales. Matías Vallés, comentarista no previsible (Vicente Vallés sí es más previsible) deja esta frase para meditar: “Los jóvenes de cualquier sexo deberían sacrificar un año de sus vidas a la milicia, pero es más probable que prefieran matricularse en un máster de geoestrategia a hacer la mili, y que los políticos no arriesguen un solo voto para lograr una auténtica implicación nacional en la defensa colectiva”.
La Vanguardia publica un reportaje sobre los héroes y los traidores de Ucrania. Tanto héroes como traidores parecen palabras demasiado gruesas. Traidores porque, pese a lo que indica la noticia, no se detallan los motivos. Héroes porque parecen demasiados a estas alturas de la guerra. Ucrania distinguió hasta el momento a 1.875 militares, de ellos la quinta parte a título póstumo. Por lo visto están muriendo bastantes ucranianos, pese a que uno tiene la sensación de que circulan mucho más las fotografías de militares rusos muertos. Los miembros de la Guardia Nacional galardonados son nada menos de que 24.476. Sin duda, la guerra propicia la necesidad de vivir experiencias límite, pero ¿24.476 + 1.875 hasta el momento? ¡Con qué agilidad se tramitaron! Ojalá cuando llegue la paz, la maquinaria civil funcione así de rápida y engrasada.
¿Pesimista o realista el billete de Pedro de Silva? Se impone, por lo que se va intuyendo, la realpolitik.
Lee uno en LNE que hay marejada en El Colegio de Abogados de Oviedo, pero pese a la amplitud de la noticia, no se entera uno de qué es lo que ocurre realmente. Gracias, cronista por la brumosa cortina de humo. El periodismo teme a las redes pero a veces hay que enterarse por las redes, mal que le pese a la prensa tradicional. Esto es lo que uno lee en el muro de un amigo: “Total falta de transparencia de la gestión, gastos injustificables como patrocinios a equipos de baloncesto elegidos a dedo, contratación de empleados afines a la junta directiva sin concurso y ni siquiera conocimiento de quienes pagamos la cuota colegial”. Con todas las reservas que se quieran, las redes son imprescindibles para completar la información.
El alcalde de Mieres, ante la asamblea del Sipla, Sindicato de Policías Locales, declaró que es de justicia adelantar la jubilación en la Policía Local. ¿Qué otra cosa iba a decir ante ese auditorio? Son varios los colectivos con derecho a jubilaciones anticipadas y otros muchos los que reivindican este derecho. ¿Qué fundamento tiene la existencia de la jubilación anticipada? Como criterio general, que desempeñan su cometido en condiciones tan penosas que de seguir trabajando hasta la edad normal (pensemos en los clásicos 65 años) verán recortada su esperanza de vida. El caso más claro es el de los mineros. Si la esperanza de vida para un varón se establece en los 85 años, para que un minero llegue a vivir por término medio hasta esa edad, tienen que tragar polvo no más de veinte años. Cada año de más que siga tragando polvo, significa que se verá recortada su esperanza de vida. En el resto de profesiones con coeficientes reductores (aunque mucho menores que en la minería) el fundamento es el mismo: su trabajo se realiza en condiciones tan penosas que siguieran trabajando hasta los 65 años, se morirían bastante antes de los 85 que estiman las compañías de seguros como media de esperanza de vida. Uno cree que esto de las jubilaciones anticipadas merece una reformulación en condiciones porque ni son todos los que son ni están todos los que están. No se puede orillar el aspecto económico de la reivindicación: las empresas en las que presten sus servicios esos colectivos a quienes se les reconozca el derecho a una jubilación anticipada deberían abonar unas cotizaciones sociales superiores al resto del régimen general, en proporción al tiempo en el que estarán exentos de trabajar respecto de las jubilaciones ordinarias.
Se escuchan voces en favor de la continuidad de la filosofía como materia académica. A título de ejemplo, este titular de El Mundo: “La Filosofía enseña a ser libre y no servil, es una locura quitarla”. Son palabras del filósofo italiano Nuccio Ordine. Hace unos días leía uno este párrafo de otro lamentador: “¿Que les importa a estos cavernícolas que los chavales se desentiendan del mito de la caverna, si los pretenden en la absoluta oscuridad intelectual, sin capacidad crítica y aborregados, graduados con más calabazas que el huerto de Epicuro?”. Sin embargo, uno, por su experiencia no deposita grandes esperanzas en que la filosofía, como asignatura, sirva para eso que se dice. Uno recuerda la filosofía como una asignatura difícil, que una vez superados las cómodas teorías de los presocráticos, pasada la inmortal caverna de Platón y el mundo de las ideas, llegaba a una complejidad difícil de entender para un joven de quince o dieciséis años. No digamos meterse con Kant, Leibnitz o Spinoza. Uno no recuerda que en la clase de filosofía se debatiera de grandes cuestiones prácticas ni de la vida actual (o sea, de entonces). Más bien uno cree que eso es cuestión de cada profesor. Por el contrario, uno tiene grandes recuerdos de debates en otras asignaturas ajenas a la filosofía, particularmente las clases de francés, pero también las de historia del arte. En resumen, más allá de lo bien que suenen los discursos a favor de la filosofía, uno sigue esas proclamas con las mismas reservas con las que lee cualquier sugerencia. Concretando: uno está a favor de la permanencia de la filosofía como saber necesario, pero no porque ayude a pensar ni nada parecido.
Merece la pena leer la entrevista de biministro Belloch, aunque no precisamente por el titular, sino prácticamente por todo lo demás.
Lo de Feijóo se resume en dos viñetas.
¿El abrazo de Casado?





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