2014/07/31

DERROTA ASTURIANA

El ascensor del hotal está bajando con cinco personas, vosotros dos y una familia de tres con acento de Despeñaperros hacia el sur, de provincia que no te paras a precisar. Según la placa, el máximo es de seis y 450 kilos. El ascensor se para en el sexto, abre puertas y se oye “está completo”. Para confirmarlo, el barbado varón, planta sus anchas espaldas en mitad de las puertas por si cupiera alguna duda. Otro día, cuando ya iban cuatro, subieron ellos tres con un “cabemos ¿no?”.

En el reciente congreso del Partido Socialista, el presidente asturiano, Javier Fernández, prefirió reconocer la amnesia respecto del avasallamiento de la delegación asturiana a cargo de la andaluza. Son situaciones que te entristecen, pero que nada te extrañan vistas desde un hábito que trasmutó la genética.

En tu largo periplo ferroviario-militar coincidiste en numerosos cuarteles con gentes de todas las regiones hispanas, con lo que aun al modo impresionista hiciste un dibujo de la respiración de cada raza: quién era más solidario, quién peleaba siempre por los permisos utilizando cambiantes criterios, quién destacaba por el desprendimiento, por la tozudez, por la lealtad, por la desconfianza o por la sequedad.

A otra escala, en la época anterior, en el Seminario, pudiste hacerte una idea de como se comportaban las sub-razas asturianas: los tinetenses o los somedanos o los teverganos o los veigueños o los cabraliegos o los lavianeses. Al oír el acento deducías una psicología.

Cuenta García Márquez en Vivir para contarla (penúltima cita):

Ya en la edad madura, invitado a la cabina de mandos de un avión trasatlántico, las primeras palabras que me dirigió el capitán fue para preguntarme de dónde era. Me bastó con oírlo para contestar:
- Soy tan costeño como es usted de Sogamoso.
Pues tenía el mismo modo de ser, el mismo gesto, la mista materia de voz que marco Fidel Bulla, mi vecino de asiento en el cuarto año del liceo.


Algo te predispone cuando oyes a Paz Padilla o a Los Morancos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres sutil. ¿Prejuicios? ¿Estereotipos? ¿Roles? Tus valoraciones son muy respetables. Hemos de convivir