ANTE EL ESTADO DE ALARMA, CON EL GOBIERNO

Dentro de diez años colearán todavía en los Tribunales los pleitos que se van a iniciar con motivo del plante de los controladores aéreos. Ya te gustaría saber en qué va a quedar esto y quién ganó. Desde luego sí se sabe quienes están perdiendo y quienes van a perder, los usuarios finales, pero esto es una corriente perogrullada, incluso demagogia.

La huelga te pilla en casa, a lo calentino, con el Facebook, con el árbol genealógico, con alguna lectura, preparándote para comer callos caseros en casa de unos amigos. Tu hija tiene previsto volver el lunes para trabajar el martes, pero, por mal que se diera, raro sería que no pudiera estar aquí jueves. En fin, que la afectación personal, visto con frialdad, escasa.

Entre los controladores y el Gobierno, estás con el Gobierno. Qué ocurrió años atrás, meses atrás, días atrás, no lo sabes con seguridad, te guías por impresiones, por lo que puedes saber de la evolución de otros colectivos con posición estratégica en las empresas, de lo que sí sabes algo más. ¿Quién iba a pensar que en treinta y dos años de Constitución, serían los controladores los que obligaran a decretar el estado de alarma? Aplaudes la decisión del Gobierno, esperas que ante la fuerza sindical haya actuado con la fuerza del Derecho, no en vano asistieron al Consejo de Ministro el Fiscal General del Estado y el Abogado General del Estado, que, en el aspecto jurídico, son las máximas autoridades en un Estado de Derecho. Por simplificar, el Fiscal vela por el cumplimiento de la ley y el Abogado General del Estado es la cima de los Abogados del Estado, que defienden en los pleitos los intereses económicos del Estado.

Lees la Ley Orgánica que regula el Estado de alarma y te plantea alguna duda, faltaría más.

El Gobierno, en uso de las facultades que le otorga el artículo 116.2, de la Constitución, podrá declarar el estado de alarma, en todo o parte del territorio nacional, cuando se produzca alguna de las siguientes alteraciones graves de la normalidad:
a) Catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud.
b) Crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves.
c) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se garantice lo dispuesto en los artículos 28.2 y 37.2 de la Constitución (huelga y conflicto colectivo), y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo.
d) Situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad.

Es un caso claro del apartado c) pero, si no interpretas mal, no es suficiente con que se produzca una paralización de un servicio público esencial, y el transporte aéreo lo es, sino que se requiere alguna otra circunstancia del mismo artículo y eso ya no lo ves. Por otra parte, si se da cualquiera de esas circunstancias, es suficiente para decretar el estado de alarma sin necesidad de que se produzca la paralización de servicios públicos esenciales. El artículo te parece de técnica dudosa. En fin, te gustaría que el Gobierno no haya patinado en la declaración del estado de alarma, no vaya a viciar de contenido las decisiones que se hayan adoptado o se vayan adoptar a su amparo.

Cerrada esta incursión jurídica, si los controladores siguieran en su postura, con estas u otras tretas, apoyarías la firmeza, aunque a corto plazo cueste dinero y prestigio al Estado. A veces hay que perder para ganar. Te parece (y hablas también por tu empresa) que hasta ahora triunfó la debilidad, el miedo al poder sindical, firmar pactos y desconvocatorias de huelga a cualquier precio para no aparecer en la prensa con noticias de conflictos, para convencer al Ministro del Ramo de que el Presidente de la Empresa Pública dominaba la situación. En situaciones parecidas que te tocó sufrir en tu empresa (que salió derrotada, desde entonces hay un antes y un después en la moral de los trabajadores no triunfantes) hubieras preferido, y volverías a preferir, que se suspendiera el tráfico, que te regularan de empleo y sueldo un mes, dos meses, pero no arrodillarse porque vale más morir de pie que vivir de rodillas y un Estado no puede vivir de rodillas ante ningún colectivo, por estratégico que sea.

Los controladores no están solos. Hay otros muchos colectivos que temen que se extienda hacia ellos la firmeza de los recortes, que se empiece a cuestionar si los emolumentos que reciben están justificados. Aquí todo el mundo mira hacia arriba, queremos que se recorte por arriba. Seguramente uno también es arriba respecto de otros. Habrá que mirar arriba y abajo y no para otro lado.

EL PAÍS salió a la calle el 23-F con un titular que rezaba, EL PAÍS, CON LA CONSTITUCION. Hoy, tú con el Gobierno.