2020/04/15

JUGADORES DE BILLAR, de José Avello

"Floro siempre jugaba sobre un proyecto de futuro. Para él, una carambola no residía en la geometría de su recorrido, sino en la posibilidad de otra sucesiva. En el billar, cada tirada es un polígono perfecto y a la vez una intención, un proyecto, el alma de un hombre. Floro solía perderse en trayectorias fantásticas, más basadas en una floritura que en una hipótesis fundada, porque le dominaba el deseo de asombrar, la exhibición, el regodeo, la carambola siguiente sobre la presente".

Leíste alguna crítica positiva de esta novela, como la gran historia ambientada en Oviedo en los últimos sesenta años. De ahí que la sugirieras como regalo para alguna fecha de esas señaladas.

No decepcionó.Tiene una prosa precisa y sugerente y el título resulta absolutamente adecuado: los cuatro jugadores de billar, además de jugar en el tapete del Café Mercurio u otros, juegan al amor y a oscuras tramas en búsqueda de carambolas.

Cuando ibas por la página 60 tuviste que volver al principio para tomar notas de los personajes, sus parentescos y relaciones para no perderte entre el círculo de los parroquianos del Café Mercurio; los Atienza, dueños de la fábrica de porcelana; el círculo de la tienda Las Novedades; la saga plutócrata de los Almar; la familia de Manolo el Arbeyu, periodista local (¿Manolo Avello?); el equipo de la Oficina de Proyectos Industriales.

Hasta el final, o después incluso, se mantiene la intriga de quién es el narrador, que va avanzando los hechos en primera persona.

De los diferentes personajes se van dejando datos sueltos por aquí y por allá y hace imprescindible la práctica de las anotaciones. Esta técnica rompe un poco el ritmo de la lectura, pero es imposible memorizar toda la parentela que asoma a lo largo de la historia. Con esas precisiones, novela muy recomendable.

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