2013/06/30

PROCESIÓN

Quizá haya habido una época primigenia en la que las procesiones religiosas eran marchas, pequeñas caminatas en las que se exhibía al santo patrón fuera del estricto perímetro del templo. En esos tiempos iniciales de la fe, de antes del folklore,  se caminaría en silencio alrededor de la iglesia para volver sin mayor demora al punto de partida. En silenció podrían meditar sobre la explicación religiosa oída minutos antes si versaba, como fue el caso, sobre la fe de Gedeón, de Abraham o de San Pedro, el santo patrón procesionado.

Con el paso del tiempo y según las costumbres del lugar, se añadirían cánticos y música, gaitas, guitarras, bandurrias, armónicas; en el tórrido sur, donde tanto se tiende a la exageración, gemidos y lamentos.

Hoy mientras ayudabas a llevar a San Pedro en la más silenciosa y triste procesión que recuerdas, te vinieron a la mente los versos de León Felipe dedicados a la poesía pura.


Deshaced este verso,
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma...
Aventad las palabras...
y si después queda algo todavía
eso
será la poesía.

Procesión y poesía volviendo al punto de partida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿porqué fue tan triste?