2013/06/13

LOS MACROCONCIERTOS EN LA PLAZA DE LA CATEDRAL

Las autoridades eclesiásticas, el Oviedín del alma que añora los Jardines de la Herradura  y la carcundia local llevan años clamando por que los conciertos de San Mateo se vayan lejos de la plaza de la catedral, alegando bien que las fuertes vibraciones no pueden ser buenas para el templo gótico (hay quien pone el acento en el templo y quien en el gótico), bien que la catedral no merece el impacto visual de escenarios tan desmesurados en el mes tradicional de peregrinaciones y perdonanzas.

Las sucesivas corporaciones locales resisten septiembre tras septiembre los embates normalmente librados a través de la prensa, los cafés de postín y las terrazas de solera.

Ocurrió el otoño pasado la desgracia del Madrid Arena y en todas partes se dio un vuelco general a la seguridad de los espectáculos públicos, en unos casos cumpliendo la normativa existente, suficiente normalmente, en otros endureciéndola.

Lo que la ranciura no pudo durante treinta años, lo va a conseguir la seguridad, ese argumento inapelable que puede con casi todo.

El caso es que estás de acuerdo, pero ¿por qué tuvo que suceder una desgracia a tantos kilómetros para llegar a esta conclusión?

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