2013/06/17

ENCUENTRO DE FRAILES Y COCINEROS

Desde hace unos cuantos años, varios compañeros de Asturias, León y Burgos, que jurasteis bandera en 1975 como prólogo necesario para el ingreso en el ferrocarril, os venís juntando en alguna de vuestras provincias de residencia, que suelen coincidir con las de origen porque la cabra tira al monte.

La alianza geográfica tiene tanta base objetiva como las fronteras de algunas Comunidades Autónomas.

Como este año el encuentro se celebraba en Burgos, alguien sugirió, y así se hizo, que podían sumarse los del Bilbao, lo que vino muy bien porque al fallar algunos de los fijos anteriores, se pudo completar “masa crítica”.

Para el año próximo quedaremos en Cantabria, con lo que los cantabrones quedarán adheridos, si quieren y así ampliamos el negocio.

Acudieron varios cocineros y varios frailes, que antes fueron cocineros. No siempre se puede mantener una inequívoca defensa del rigor cuando antes se fue un bandurria, que no era el caso. Al final siempre queda el recurso del “antes como antes y ahora como ahora”.

Había más consenso (quizá la unión de los oprimidos) entre los cocineros que entre los frailes porque no todos eran de la misma cofradía. Los que profesaban en congregaciones que velaban por la seguridad del tráfico no estaban muy en línea con los defensores de la fluidez. Difícil lo tendrían los benedictinos, que no siempre es compatible orar y laborar.

La comida, fina, baste mencionar que el primer plato consistía en una Mise en Bouche de Royal tibia de Hongos y Verduritas a la Pimienta Negra Marroquí, con Lasca de Paleta Ibérica, Aceita de Piñones Tostados, Lágrima de Piquillo y Virtas de Vitelotte (las mayúsculas venían así), en la que únicamente pudiste identificar la lasca (una raspita de jamón). Cachondeo lingüístico aparte, no es cierto que hubiera que pedir un bocadillo de chorizo al salir, pero para no acostumbrarse a mariconadas culinarias, en el viaje de regreso hubo que parar en Villamanín para degustar los típicos embutidos de la comarca partidos con el hacha, usanza de la casa, y aderezados con el recio vino de la tierra.

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