PRIMAS Y VACACIONES DE RIESGO

Intentas pasar unas vacaciones tranquilas, sin experimentos, con las acostumbradas lecturas de suplementos dominicales atrasados, y dando cuenta de libros pendientes, aunque este año con alguna instruccional adicional, pero sobre todo sol, playa, paseo, descanso y, por aquello de mortificar algo el cuerpo, procurando comidas saludables.

Se dio el caso de agradables encuentros inesperados con primos y otro encuentro placentero también con Silvino, tu antiguo compañero del Seminario, que se enteró de que andabas por la Costa Dorada y te invitó a esa casa de vacaciones que tiene por aquí.

Decías antes que hubo encuentros con primos, pero estos no eran de riesgo. Las de riesgo eran las primas, que llegaron sin avisarar para amargar las vacaciones, una era italiana, pero la que te preocupó era española.

Este año, un poco por obligación y otro por devoción, tu mujer estuvo tan pendiente de primas y deudas que te acabó contagiando y casi acaba en esposa de riesgo. Mientras tanto tú esforzándote en captar alguna noción básica para hacerte una idea sobre si se puede comparar la deuda del Estado con la deuda de una familia o de un empresa, y si una familia puede tener algo parecido a la prima de riesgo, y si esas emisiones tan caras de deuda pública no serán algo parecido a lo que hizo Rumasa, con sus huida hacia adelante, que así quedó, y qué alternativas diferentes pueden ofrecer los partidos en las próximas elecciones, y si hay unas soluciones de izquierdas y otras de derechas, o no hay alternativa.