Dispuesto a estar en la onda, te acercas una tarde a la biblioteca pública y sacas por primera vez un libro electrónico. Si es el futuro, hay que coger al toro por los cuernos ya.
El soporte incluye unas seiscientas obras clásicas. Para comenzar la experiencia te decidiste por “Los Pazos de Ulloa” de Pardo Bazán. El libro (tanto los Pazos como el soporte) se leen bien. Los Pazos te recuerda la cultura tradicional asturiana, también en expresiones castizas que tienes oído por aquí como “tener un hijo por detrás de la iglesia” como sinónimo de hijo fuera del matrimonio. Narra con toda su crudeza el caciquismo y los pucherazos electorales que tanto identificaron al siglo XIX hispano, no solo el gallego. Por lo demás, literariamente prefieres a otros novelistas. La novela y el estilo te parecen demasiado básicos.
En cuanto al soporte, das por concluida la experiencia. Al principio te parecía que en la pantalla incluía poco texto de cada vez y que tenías que andar pasando página con demasiada frecuencia. Al final te acabaste acostumbrando. Con sus indudables ventajas de espacio y de coste a largo plazo, de momento prefieres el papel. Quizá en un modelo más avanzado acabes decantándote por el formato digital si mejora el tamaño de la pantalla o si inventa un libro electrónico de doble pantalla, como el de papel, y, sobre todo, si permite esas anotaciones y marcados que tanto te gustan. Al menos el modelo básico que utilizaste, no lo tenía.
2011/08/30
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1 comentario:
No sabía que en la biblioteca hubiera libros electrónicos. De momento creo que no me va a interesar.
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