2011/08/12

EL AUTOSERVICIO DEL SR. CAMERON

En diversos medios pudiste leer que el primer ministro inglés tuvo que servirse sendos cafés para él, para su señora y para un ayudante en una terraza italiana, donde se encontraba de vacaciones.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/08/01/gentes-verano2011/1312182126.html

Dice la camarera (en otras versiones, la dueña del establecimiento) que está avergonzada por el desplante que supuso ese hecho para Mr. Cameron. No deberían estarlo ni ella ni él. Ella porque si tiene organizado así su negocio y es norma de la casa, no tiene por qué hacer excepciones, máxime si la clientela lo tiene asumido. Él porque seguramente se le llenará la boca, como a todos, con el imprescindible aumento de la productividad, y ¿qué es la productividad sino hacer lo mismo con menos personal?

En otro orden de cosas, es curioso que los directivos de las empresas pregonan el aumento de la productividad, la automatización de los procesos, el sírvese Vd. mismo, más máquinas, menos gente, y así achuchan hacia los escalones inferiores, pero héteme aquí cuando los de arriba giran una visita a esos departamentos o servicios que ellos dicen que tienen que funcionar sin personal, hay un equipo de retenes por si acaso, por si fallan las máquinas y los servicios automatizados, no vaya a verse el director general en un apuro, y en otro mayor los escalones inferiores, que tienen que presumir de que en sus dominios no se pone el sol.

En realidad siempre fue así y te parece imposible que deje de serlo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿qué es la productividad sino hacer lo mismo con menos personal?
- hacer más con el mismo personal?

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con los automatismos. Hay una compañía de seguros que ridiculiza que otras tratan al asegurado con una máquina de reconocimiento de voz y presumen de ofrecer al cliente un trato personal. En muchas ocasiones la máquina es más cara que la persona. Hay ciertas atenciones que sólo las puede ofrecer una persona bien formada y no una máquina y los directivos que imponen la máquina, deberían encontrarse con ‘la horma de su zapato’
Uno de los placeres que tienen estos cargos es el poder y otro, un séquito de lameculos –o besamanos- que les sirvan. Unos no pueden existir sin los otros, como en la relación sádico-masoquista. No es cuestión de productividad, el lameculeo, por ambas partes, es cuestión de presunción, de vanidad, de egolatría, de ostentación personal. Me pregunto si ciertos cargos tendrán a un propio que se la sacuda después de mear.