2010/10/17

DE PERROS, XATOS Y DUDAS

Va de animales estos días.

Desde hace unos cuantos años tu madre promete que no mata más xatos para el congelador, que de verdad este año es el último.

Hace diez años intentabas convencerla de que para la carne que comía era antieconómico, que vosotros os arreglabais con el Alimerka, y cuando la veíais para la mano, hasta os atrevías a apuntar que estabais hartos de tanta carne, que los médicos recomendaban no abusar, y demás argumentos que año tras año eran derrotados por la fuerza de la de los hechos consumados cuando entraba el invierno.

Este año iba a ser el último, pero en cuanto nació un xatín en el pueblo, quedó apalabrado a través de un precontrato verbal de caballeros. Por suerte, algo pasó con el xatín, que no tenía los papeles en regla. Era la cuenta para dejarlo. Sin papeles no hay compra ni despiece, que ya se sabe que en los pueblos corren las denuncias y los malquereres. De verdad parecía el último año…pero al tiempo que disminuían las reservas y ya se vislumbra el fondo del congelador, apareció una xatina en una cuadra como por arte de magia.

- ¿Qué haré? ¿Qué te parez?

A buena hora vas a preguntar al que duda con los perros y con las burras, además de que la opinión del subordinado sólo sirve si coincide con la del jefe.

Es hora de regresar. Ya hace un rato que anocheció. Coges el coche y sales a la carretera general. Al llegar a la curva del pueblo cercano divisas un animal tirado en la carretera. Como vas a paso burra, según costumbre, no tienes problema para invadir despacio el carril izquierdo. Es un perro. A la salida de la curva, en medio de la carretera, está parado con los cuatro intermitentes el coche blanco que lo atropelló.

Hace veinte años a esas horas o algo más tarde, atropellaste un perro en un pueblo de Galicia. No quedó muerto en el acto. Era de noche y te originó un pequeño abollón en el coche que no te pareció gran cosa. Nadie dijo conocer el perro, pero una niña lloraba a su lado. Sin poner toda la carne (de perro) en el asador, intentaste inútilmente identificar el can a través de algún registro sanitario. Tarea imposible de realizar ante un incidente menor y a kilómetros de distancia. Al día siguiente, el coche os dio un susto morrocotudo porque el golpe que no parecía nada, hizo saltar en plena marcha el enganche del capó, que en un R14 se abría contra el parabrisas, y menos mal que ibais a poca velocidad y que justamente enfrente había un taller para asegurar el cierre.

Hoy la circunstancia era otra. Como intuías quién era el dueño del perro, paraste unos kilómetros más adelante y le diste un toque. Las tornas habían cambiado. ¿Llevarían mucho susto los del coche? ¿Tendría daños el vehículo? No te pudiste percatar.

Te quedó la duda de si hiciste bien con el efecto-piña, la defensa de los tuyos, o deberías presentarte como testigo voluntario, por la defensa abstracta de la justicia.

En fin, las eternas dudas con los xatos, los perros…y el asno de Buridán.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y qué fué de los perrinos atropellaos??.......que los zurzan?

Anónimo dijo...

El Sr Contador, si comiera filetes de xatinos criaos por Campomanes,nun tendria ahora los problemas tan graves que tién con la UCI.