A ti también se te revolvió algo por dentro, porque te pasó algo muy parecido, cuando el cura comenzó la homilía diciendo que algo se le revolvía después de casi cuarenta años sin acudir a la fiesta San Bartolo, vuelta hoy a la pura esencia, la misa.
Si oyes:
- que ya no está su casa, desde cuyo cercanísimo corredor veía la capilla, caes en la cuanta de que tampoco se mantiene en pie ninguna de las casas en las que viviste en Fierros,
- que al final se vuelve siempre a las raíces,
- que en aquellos años era la fiesta en la que Petra la de la Pola traía cayados de caramelo de colores y otras chucherías para la chiquillería, muñecas o relojes de cartón piedra para las guajas, restallones para los guajes,
- que llegaban los vendedores de León con sus cacharros para renovar el menaje de aquellas familias,
- que se celebraba un gran baile en medio de la carretera, baile que no conociste,
- que se recuerda a San Bartolo como un santu feu y cariñosamente emparentado con la familia del tío Segundo, que cuidaba de la capilla, pero que mirándolo con ojos de hoy nun ye tan feu,
- que debía ser el patrón de los ciclistas porque nunca ninguno se estrelló contra la higuera próxima a una curva de la antigua carretera, precisamente la curva de San Bartolo,
- que San Bartolo era un de los doce apóstoles, siempre unido a Felipe, y que predicó el Evangelio por Asia,
- que murió despellejado y que por eso se le representa con un trozo de piel y es el patrono de los peleteros,
- que su nombre de Pila era Natanael, pero lo conocían por Bartolomé como a algún Luis lo conocen por Sito,
- que era un santo de una pieza, con lo que sería imposible que fuera el patrono de los asesores de imagen y otros trabajadores del marketing,
- que se tiene un recuerdo para Pepe Mon, recientemente fallecido, benefactor de la fiesta en otro tiempo, junto con su familia, la de Don José Ramón.
Si oyes todo eso, habrá gente a la que no le diga nada, pero a ti te pareció una homilía brillante y bien trabada.
Mientras tanto mirabas para el cuadro de las ánimas, cada vez más deteriorado por la humedad, el cuadro con el que identificas a la capilla de San Bartolo, seguramente más que con el santu feu.
Una pena que faltara espacio físico para la procesión, imposible porque todos queremos aparcar junto a la capilla y no queda sitio para nada, en el supuesto de que hubiera alguna intención.
Al menos no faltaron la gaita y la gaitera de la comarca.
Si oyes:
- que ya no está su casa, desde cuyo cercanísimo corredor veía la capilla, caes en la cuanta de que tampoco se mantiene en pie ninguna de las casas en las que viviste en Fierros,
- que al final se vuelve siempre a las raíces,
- que en aquellos años era la fiesta en la que Petra la de la Pola traía cayados de caramelo de colores y otras chucherías para la chiquillería, muñecas o relojes de cartón piedra para las guajas, restallones para los guajes,
- que llegaban los vendedores de León con sus cacharros para renovar el menaje de aquellas familias,
- que se celebraba un gran baile en medio de la carretera, baile que no conociste,
- que se recuerda a San Bartolo como un santu feu y cariñosamente emparentado con la familia del tío Segundo, que cuidaba de la capilla, pero que mirándolo con ojos de hoy nun ye tan feu,
- que debía ser el patrón de los ciclistas porque nunca ninguno se estrelló contra la higuera próxima a una curva de la antigua carretera, precisamente la curva de San Bartolo,
- que San Bartolo era un de los doce apóstoles, siempre unido a Felipe, y que predicó el Evangelio por Asia,
- que murió despellejado y que por eso se le representa con un trozo de piel y es el patrono de los peleteros,
- que su nombre de Pila era Natanael, pero lo conocían por Bartolomé como a algún Luis lo conocen por Sito,
- que era un santo de una pieza, con lo que sería imposible que fuera el patrono de los asesores de imagen y otros trabajadores del marketing,
- que se tiene un recuerdo para Pepe Mon, recientemente fallecido, benefactor de la fiesta en otro tiempo, junto con su familia, la de Don José Ramón.
Si oyes todo eso, habrá gente a la que no le diga nada, pero a ti te pareció una homilía brillante y bien trabada.
Mientras tanto mirabas para el cuadro de las ánimas, cada vez más deteriorado por la humedad, el cuadro con el que identificas a la capilla de San Bartolo, seguramente más que con el santu feu.
Una pena que faltara espacio físico para la procesión, imposible porque todos queremos aparcar junto a la capilla y no queda sitio para nada, en el supuesto de que hubiera alguna intención.
Al menos no faltaron la gaita y la gaitera de la comarca.
1 comentario:
Bartolomío tú si que no te echaste a la Bartola.
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