CUALQUIERA SE ATREVE...

Ubicas las oficinas de turismo de tu ciudad, si no todas, sí al menos las más céntricas. Así, sabes de una en el Escorialín, municipal, en la esquina del parque San Francisco. Sabes de otra, también municipal, en la misma plaza del Ayuntamiento. Una tercera, esta autonómica, también muy próxima al Ayuntamiento, camino de la catedral. Como las conoces no te fijas en si están o no señalizadas, pero algún día de esos que te da por mirar para las musarañas, te percatas de que alguna señal indica para otro lado.

Frente al reabierto Faro Vidío constatas que una señal informativa deriva al personal hacia la Corrada del Obispo, seguramente porque algún simpático la giró, sin descartar que haya sido obra de un camión de reparto o del de la basura. Con buena intención te diriges hacia la Oficina más próxima, que resulta ser la autonómica, que está a veinte metros. No es su problema. Esa señal no informa de la oficina autonómica sino de la municipal porque te confirman que su oficina no está indicada en ningún poste ni farola. Seguramente lo preferirán así. Evitarán a algún turista plasta.

Con la todavía no perdida paciencia te encaminas a la oficina municipal de turismo del Ayuntamiento, que están al tanto del problema, ya se lo dijo más gente, incluso ellos se percataron, pero tiene que intervenir “Urbanismo”. Será verdad, pero creías que Urbanismo andaba enfrascado en planes, proyectos y plusvalías.

Conociendo un poco las miserias burocráticas te imaginas a algún temeroso funcionario cuidándoselas muy mucho de informar de ninguna anomalía del servicio, no vayan a pensar el departamento competente-incompetente que es un ataque al trabajo del área o incluso a la persona. Y así quedan tantas cosas en tantos tinteros, sin que nadie se atreva a comunicarlo para no molestar a tan abundantes jefecillos suspicaces y susceptibles.

Mientras tanto, la señal invitando a la gente hacia la Corrada del Obispo. Tampoco importa mucho porque todos los caminos llegan a Roma.