Lees en la prensa que los monjes de Valdediós quieren celebrar bodas en El Conventín, que no les vendría mal algún refuerzo económico.
Al día siguiente lees que el vicario general de la Diócesis quita urgencia al asunto insistiendo en que hay que regirse por criterios pastorales.
No sabes si en este caso Don Juan Antonio el Vicario respira por sus competencias pastorales o si más bien le sopló algo al oído D. José Ramón Garcés, el administrador de la Diócesis. En este, como en otros muchos asuntos hablas por hablar y escribes por escribir, no te costaría nada documentarte, pero allá va. Te parece que si la gente se casa en Valdediós, el estipendio correspondiente iría para la orden de San Juan, que es la que regenta el conventín después de la marcha de los cistercienses. Si la gente no se puede casar en Valdediós será fácil que la alternativa no sea el Juzgado o el concubinato sino una iglesia secular, con lo que los ingresos correspondientes irían a las arcas diocesanas ordinarias.
Pero no era eso de lo que tenias pensado escribir. Eso surgió sobre la marcha. Lo que te rondaba en la mente es la contradictoria pero imprescindible convivencia entre el fútbol, el arte, el cante, la música, la religión, el teatro, las salidas al monte, en general cualquier actividad, y el vil metal.
En el fútbol (hablas del fútbol infantil o de aficionados) lo importante es jugar, a poder ser jugar bien, y que el entrenador pueda elegir entre unos buenos mimbres, pero a una mala, no vienen mal para el equipo las cuotas mensuales de los maderos. Lo propio ocurrirá con los grupos de montaña. Si son un grupo de fenómenos, estupendo, pero a lo mejor tampoco hay que desechar a los de ritmo lento, que abaratan los costes del autobús. Lo mismo, por la parte que te toca, ocurre con el cántico. Si todos cantaran de cine, miel sobre hojuelas, pero algunos modestamente lo mejor que hacemos es colaborar con las periódicas derramas.
Está bien que prime el criterio artístico, el pastoral, el musical, el deportivo, pero, ¡ay!, si no hubiera un duro, adiós todo.
2010/02/12
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Como se pelean los curas por las bodas, entierros y bautizos, sinonimo de pelas.
Pues la mayor parte de las veces lo que se paga sirve para contribuir al mantenimiento de la propia iglesia (edificio). La electricidad, los productos de limpieza, la reposición de muebles, pequeñas reparaciones, todo cuesta dinero (la limpieza suele ser realizada de forma altruista por algunos feligreses). Estamos en un país demasiado acostumbrado al gratis total y a socializar los pufos; y también a criticar cualquier actividad relacionada con la Iglesia (pero sólo a la Católica que las demás confesiones quizás se mosqueen o nos pongan a parir en otros países "más avanzados".
¡Haxa salú!
Hoy me das en la parte "sensiblereflexiva" que llevo estos días.
Está bien que prime el criterio artístico, el pastoral, el musical, el deportivo, pero, ¡ay!, si no hubiera un duro, adiós todo.
Yo ando en "acción-reflexión" precisamente por eso. Una, por aquello de "dios o el dinero" andaba siempre con el compartir, la solidaridad, la gratuidad...y ahora que he comenzado la experiencia en un grupo de moneda local, se me estan cayendo "los palos del sombrajo" que se dice por aquí. Porque un grupo que pretende ser de apoyo acaba siendo y haciendo todo por "dinero" aunque pretendan que sea "Alternativo". Es verdad Buridan, sino hay un "duro" no hay na que haxe.... triste pero la gratuidad, eso tan bonito, tan pareciado en otros tiempos, deja ya de existir. A mi me produce tristeza esa cambio de valores que acaba en liberalismo salvaje.
....Gracias por compartir Buri.
Sr. Vicario: A mi me gustaría saber que sentido pastoral tuvo el banquetín concelebrado por la llegada del nuevo arzobispo.
Juvenal
Publicar un comentario