2007/02/10

¿SEGUNDA AUTOPSIA?

- Hola, Juan, ¿cómo se dieron hoy las pesas?
- Hombre, Pepa, ¿qué tal por Madrid? ¡qué raro!, ¿Qué número es este?
- Te llamo desde una cabina.
- Pero ¿qué pasa?, ¿quitaron el móvil a los jueces, perdón, a las juezas, desde el último plan de ahorro que oí en la radio el otro día? Bueno, supongo que querrás hablar con tu marido. Está aquí a mi lado. Te lo paso. Un beso.
- Pepa, no tengo ninguna llamada perdida tuya.
- No, no te llamé al tuyo. Acerté. Suponía que estarías tomando algo con Juan, como todos los jueves, cuando sales del gimnasio.
- Sí, efectivamente. Bueno, ¿qué tal lo estás llevando?
- De momento, estoy en una cabina y no quiero llamarte al tuyo por los pinchazos. No me fío. Mañana mismo me cojo un móvil de tarjeta para no andar con estas monsergas, y tú, agénciate otro, que así estamos más tranquilos.
- ¿Pero cómo lo llevas? En cuanto oí que estaba interviniendo la juez del juzgado número 12…
- Mal. Y con todo este lío no voy a poder ir a casa este fin de semana. Dentro de lo malo, fue una suerte que mi juzgado saliera ya en el periódico por lo del obrero de la chimenea sin asegurar. Así ya sé cómo se las gastan los chicos de la prensa.
- Ya me lo imaginaba. Tú haz lo que tengas que hacer.
- Quería comentarte una cosa. ¿Puedes hablar?
- Sí, sí, dime.
- Tengo una duda terrible y no quiero consultarla con ningún compañero, que luego todo se sabe.
- Ya me imagino. No te tocará todos los días que caiga en tu juzgado ningún muerto emparentado con la realeza.
- El caso es que hace una semana tuve otro caso prácticamente idéntico de un chico que se quitó de en medio tomando un bote entero de anfetas con Coca Cola. Entonces la familia quería que se incinerara y desde el juzgado no lo autorizamos porque el chaval acababa de romper con su mujer.
- ¿Y la familia qué dijo?
- Los padres insistieron en que quería quemarse, pero al final aceptaron, o no tuvieron más remedio. No quedé nada a gusto. Era la primera vez que me tocaba decidir una cosa así. Fue aquel domingo de guardia que no te pude llamar por la mañana.
- ¿Y qué vas a hacer ahora?
- Precisamente era lo que te quería comentar ¿Qué haré, Luis?
- ¡Pepa, qué te voy a decir! Lo que digan los libros.
- Los libros no lo prevén todo.
- Pues lo que te diga tu conciencia.
- Ya, mi conciencia me dice que tenía que hacer lo mismo que con el chaval del otro día, pero imagínate el revuelo: “Practicada la segunda autopsia a la hermana de Dª Letizia”. Entonces sí que se acabó la tranquilidad para siempre.
- No sé, Pepa, tira por la vía del medio o de en medio, como se diga. Si eres tan purista, al final, en vez de resolver los problemas de los ciudadanos, los aumentas, mira el caso del juez de los carnavales, eso sí que es una carnavalada.
- Ya, Luis, pero no tuvo más remedio. Según creo, los del Ayuntamiento se lo tomaron a chirigota, y ahora a lo mejor se quedan sin chirigotas, y no quería hacer un chiste. Pero, volviendo a lo mío ¿qué?
- Yo creo que tienes que seguir ese refrán que tanto te gustó en otro tiempo, que lo mejor es enemigo de lo bueno. Lo mejor es una investigación hasta el final, pero, ¿para qué? ¿no está claro de sobra?
- Sí, tienes razón. Para curarme las espaldas buscaré las diferencias entre uno y otro para justificar el cambio de criterio, por si hay algún recurso, que no creo en este caso. No lo pidió nadie, el fiscal es también un recién llagado y está todavía más acojonado que yo, pero a lo mejor lo pide para asegurarse las espaldas, y yo tengo que tenerlo pensado y argumentado.
- Pues hazlo, que yo sé que sabes.
- Bueno, pídele disculpas a Juan por si le agoté la batería, y besos a los niños. Diles por qué no les llamó hoy mamá.
- Suerte, Pepa.

No hay comentarios: