2018/12/12

EL CAFÉ Y LAS PROYECCIONES MACROECONÓMICAS

Dirá que no lo dijo, o que la frase fue sacada de contexto, pero la frase podría servir como ejercicio práctico de matemáticas o quizá de economía, sin dejar atrás una base sociológica o una estimación política.

Caíste inicialmente en la tentación de un cálculo simple: cuántos cafés puede tomar uno a lo largo de su vida laboral, pongamos una vida de 35 años. Tiras de calculadora. 365 días x 35 años = 12775 días. Tomando dos cafés diarios llegaríamos a la cifra de 25.550 cafés a lo largo de la vida laboral. Para ahorrar los 50.000 euros el precio constante del café tendría que estar en 1,95 euros aproximadamente. Si quisieras afinar, tendrías que convocar a los economistas actuariales, que nos indicarían con precisión el precio del café en el año 2040, con un error de + - 0,2 %.


Habría que matizar los supuestos de hecho anteriores. La frase no habla de la vida laboral, sino del joven ahorrador. Una interpretación es que esos 50.000 euros hay que ahorrarlos en cafés mientras se es joven, así que lo primero es abordar el concepto de joven.  Te encuentras con que la Organización Mundial de la Salud delimita la juventud entre unos márgenes bien diferentes de los que utiliza el Principado de Asturias para emitir el carnet joven. Como hay que elegir uno, te decantas por el concepto administrativo de nuestra autonomía: se es joven entre los 12 y los 30 años. Habría mucho que discutir. Sin ir más allá la práctica de las esquelas es otra, pero estamos hablando de vivos, no de muertos.

Tenemos, pues 19 años, para conseguir el ahorro de los 50.000 euros. Parece exagerado tomar dos cafés diarios a los doce años, aunque incluyamos uno en el desayuno, pero te decantas por el cálculo administrativo. Asi pues, 365 días x 19 años = 6.935 días. Tomando dos cafés diarios llegaríamos a 13.870 cafés. Por lo tanto para ahorrar los 50.000 euros, el precio medio de la taza rondaría los 3,60 euros, algo más que el café que tomó Zapatero el el campo de fútbol de la Ponferradina, si mal no recuerdas.

En realidad, los llamados especialistas pueden decir lo que quieran en titulares o en notas a pié de página, y con los decimales que estimen oportunos para dar el empaque necesario a las mentiras.






5 comentarios:

Anónimo dijo...

Podemos poner el ejemplo del café o el de la botella de sidra y el pincho de picadillo. Hay satisfacciones que valen mucho más de lo que cuestan. Necesidad obliga. Si no puedes tomarte un café a media mañana, muy jodido lo tienes. El dinero sirve, esencialmente, para proporcionarse placer: el dinero no da placer, salvo a los banqueros que hacen negocio con el dinero de los demás, a diferencia de los políticos, que no hacen negocio con el dinero de los contribuyentes, sino que se lo llevan crudo. No se trata de comprar para comer, se trata de disfrutar con los alimentos. No se trata de comprarse ropa, sino de vestir con elegancia. Vivimos en una sociedad opulenta y podemos consumir sin disfrutar. Podemos devorar un libro que está de moda, sin llegar a enterarnos de nada, pero podemos hablar en las reuniones de que lo hemos leído. Estoy a favor del disfrute, disfrutar de una buena cama, de una buena mesa, de muchas buenas compañías y cada uno dispondrá según su poder adquisitivo: mejor casa, mejor coche, mejores ropas... y el que no puede, lo quiere aparentar: vivir por encima de las posibilidades.
Lo más importante para mi, es que puedas destacar que, independientemente de las satisfacciones que da el gasto y no el ahorro, algunos hacen cábalas para engañarnos, para dirigirnos, para llevarnos a su huerto. Un proceso de razonamiento muy lógico y una conclusión plausible porque rompe con todo ese razonamiento sofista y manipulador de quien se atreve a conducir nuestras vidas, nuestros gustos, nuestros gastos, nuestras satisfacciones.

M. dijo...

Café para todos.

Anónimo dijo...

Café para todos? a cuenta de quién? del joven ahorrador? del derrochador? del dueño de la cafetería? del productor de café? del que echa cuentas para decirnos lo que ahorraríamos si no gastásemos? Y por qué c... la directora de ahorro del Sabadell no va a decírselo al político, lo mucho mejor que podríamos estar los ciudadanos si no malgastase, bajo cualquier nombre de la corrupción, sea de Pujol, sea de Puigdemont, sea de Torra, o de cualquiera de sus colegas que nos proporcionan tantas noticias en los informativos. Que nos suban más los impuestos y rescatemos a la banca, o las empresas que los políticos arruinan con su avaricia.

Anónimo dijo...

En tu crítica escribes sobre mentiras, las mentiras que nos quieren hacer creer algunos. Cuentos. Todas las navidades nos regalas un cuento. Te pido, como demiurgo que eres, que este año nos regales un cuento para ser felices, siquiera mientras lo leemos. Nada e lobos que se coman a caperucitas, nada de 'trajeaos' que expriman a los que están debajo, nada de muertes: las mil y una noches para ser felices.

Anónimo dijo...

Los planes de pensiones los puede hacer uno quitándose dos cafés diarios, quitándose de socio del Real Oviedo, o del Centro Asturiano, no alternando en las fiestas, no gastando gasolina, pero no por ello, como trabajador dado de alta en la Seguridad Social, hemos de pagar ineludiblemente una parte de nuestro salario y si somo empleados por cuenta ajena, también el patrón ha de pagar una buena parte por nosotros. Se puede trabajar en negro y vas a tener derecho a subvenciones, a atención médico-hospitalaria y a otros servicios públicos de manera gratuita. Luego, la pensión por estar en una determinada situación, también la vas a recibir, aunque no hayas cotizado en tu vida. Si después de quitarte los dos cafés diarios, el tabaco, las cenas fuera de casa, los langostinos con bigotes, no hay gente que cotice por ti, vive de tus ahorros, de esos más de 50.000 € que no has gastado en esos años, porque el Estado Español no te los ha guardado en una hucha para cuando te hagan falta. Si guardas esos 50.000 € en el banco, vas a cotizar por ellos, que encima de no gastarlos, pagas. Muy bien pensado para que se sigan enriqueciendo los mismos, los bancos y el gobierno.