2013/11/15

UN PASEO POR EL CEMENTERIO DE MIERES

Elegir el cementerio de Mieres para pasar un rato muerto puede sonar a broma o a juego macabro de palabras, pero pillándote de paso entre el casco urbano y el Hospital comarcal, donde estos días pasas algunos ratos, no resulta una opción tan descabellada.

El cementerio de Mieres, como todos, cuenta con una colección de mausoleos, no siempre en el mejor estado, señal evidente no solo del desapego por los muertos antiguos, aunque hayan sido potentados en vida, sino también del declive industrial y hasta del traslado de las sagas a otros lares. Te fijaste incluso en la existencia de algunos mausoleos vacíos pese al probable medio siglo de existencia, señal de que o los finados cambiaron de idea sobre el destino de sus huesos o alguien no cumplió la última voluntad.

Por lo demás, por poco no te das cuenta de la tumba de Manuel Llaneza, una entre más, fundador del SOMA, si no fuera por su inconfundible retrato. Ningún símbolo especial adorna su tumba, pero en la contigua destaca un casco y una lámpara de mina, quizá perteneciente a un afiliado fiel. Enigmático que la hilera de tumbas donde promedia la de Llaneza, esté en un pasillo en fondo de saco, un camino sin salida.

A destacar:

- El cementerio de los niños, en general con tumbas antiguas y poco cuidadas.
- Una sorprendente tumba, no cubierta con mármol, sino con cerámica ¿eran retales? ¿homenaje a un ceramista? ¿un estilo vanguardista que no triunfó?
- Las típicas tumbas abandonadas, pese a ocupar lugares distinguidos.
- Alguna, sin embargo, muy cuidada pese a datar de 1926 y no ser probable que viva ningún descendiente de primer grado.




1 comentario:

Anónimo dijo...

El culto a los muertos es toda una señal. No siempre mueren los padres antes que los hijos. El culto a los mayores es muy significativo. Hay mucha gente solicitada en vida, pero sorprende que no sea recordados en sus últimos aposentos. Tampoco nos debe sorprender esta falta de cuidado por los restos de los vivos, cuando no nos interesamos por los vivos en persona: hay muchas familias deshechas y con una moral quebrantada que se desentienden sus mayores y tienen abandonados a sus hijos. Son los valores que se transmiten en la familia, son los valores que se van a reproducir.