2013/04/11

LA CARRERA HORIZONTAL

Como trabajador de una entidad pública empresarial eres primo carnal de los funcionarios y deberías estar más al tanto de sus cuitas, pero tienes abandonada esta parcela. De hecho te sorprende muchísimo cuando recibes un correo indicando que se modifica el Reglamento de la carrera horizontal de los funcionarios de la Administración.


En ese momento te enteras de que hay una carrera horizontal. Ingenuamente pensabas que la carrera era siempre vertical y si no, no era carrera. Si hubieras meditado las palabras, como tanto te gusta, te habrías dado cuenta de que poco se puede correr hacia arriba, la escalada es dura, cuesta ganar cada centímetro, a veces se tira disimulada o indisimuladamente alguna piedra a los compañeros de cordada si están a la par o un poco por debajo. El mérito es la carrera horizontal, ganando centímetros a codazos, trabajando la nómina, al fin y al cabo se trabaja por dinero.

Para introducirte en la materia, conviene una somera lectura de la Ley 7/2007, el Estatuto Básico del Empleado Público. En su artículo 16 se establece que una carrera vertical es un ascenso, sin más, y una carrera horizontal es una progresión de grado, categoría o escalón sin necesidad de cambiar de puesto de trabajo. Ahora ya lo entiendes mejor: es cobrar más haciendo lo mismo. Esa es la carrera que tiene mérito.

La tradicional carrera, aguantar carros y carretas, con la arraigada consecuencia de levantar la casa y riesgo de descarrilar, está obsoleta, es el viaje a ninguna parte, como en la novela y película de Fernando Fernán Gómez, cuando los cómicos tenían que ganarse la vida en la carretera hasta que acaban por abandonar la aventura teatral. No merece la pena tanto sacrificio.

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