Hace años cuando trabajabas por las estaciones y no habías recibido el primer cepillado de atención al cliente, era muy típico el siguiente diálogo:
- Oiga, ¿a qué hora es el primer tren para Veriña?
- A las cinco y cuarto.
- ¿Y antes no hay ninguno?
- No, antes no hay ninguno.
Después de cansinas repeticiones optaste por anticiparte:
- Oiga, ¿a qué hora es el primer tren para Veriña?
- A las cinco y cuarto. Antes no hay ninguno.
En vano, porque así y todo, alguno había que no se aguantaba:
- ¿Ninguno?
- No, ninguno.
Hoy, camino del trabajo oficinesco, encuentras una tienda de Orange en reformas. Los obreros están dentro y la puerta permanece a veces abierta. Los hombres no tuvieron más remedio que poner un cartel, pero alguien se habrá asomado a preguntar.
El cliente se enfurece cuando le apuntas que a lo mejor, hipotéticamente, quizá, alguna vez, si acaso, en alguna extrema circunstancia, puede no tener razón.
Al servicio de quien me quiera: Porque sí y porque sé
Hace 22 horas
3 comentarios:
Quizás estén metiendo las jaulas de los osos, pingüinos, ardillas, pandas o delfines...
¿Y no hay otro antes,por favor?
Hace no mucho presencié una escena parecida en la estación de Amara de Donosti. Una abuelita le pregunta al factor de la taquilla a que hora sale el ultimo tren para Errenteria. Al decirle la hora, la mujer se pone la mano en el mentón, con un halo de resignación, y pregunta "Oiga, ¿Y después no hay otro)". El de la taquilla, muy tranquilo de dice entonces "Sí, a las seis de la mañana del día siguiente"...
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