2011/02/24

CONSPIRACIÓN REAL

No te gusta jugar con las cosas de comer, pero sí con las palabras. Tómense estas líneas en el segundo sentido.

Hoy toca recuerdos de historias muy viejas. Qué mejor cosa que celebrar la efeméride, tan antigua, tan manida, con una cena todavía más antigua a base de castañas cocidas. Y al final, fregar los cacharos a mano, labor prehistórica. Lo dicho, que mientras friegas los cacharros a mano (aunque Chuso el praticante lo dude) oyes a unos tertulianos en la radio, actividad bien trasnochada también, pero de simbólico recuerdo en el día de hoy.

Está puesta en Onda Cero y habla una periodista, o quizá una tertuliana, a quien no reconoces por la voz porque hoy no sintonizaste ninguna de tus emisoras habituales, pero sí fijas en la memoria lo que asegura y recalca.

Está probado que el Rey conspiró contra Adolfo Suárez.

A continuación, quizá asustada por sus propias palabras, matiza que fue bastante antes de aquello y que por eso dimitió el presidente abulense.

Un periodista está más amparado que tú por la libertad de prensa. Sus palabras son estirables, interpretables.

Para aclarar las dudas vas al diccionario oficial y lees que conspirar es convocar, llamar a alguien en su favor. No puede ser esta acepción la que cuadre al caso porque si todos estaban ya a favor del Rey, ¿para qué quería más apoyos? Sigues leyendo y conspirar también es unirse algunos contra su superior o soberano. Esto sí que no es, porque si el soberano es él, se podrá conspirar contra el rey, pero no el rey contra alguien.

Ahora lo entiendes. Antes de pronunciar la periodista esa frase tan contundente (de golpear precisamente), se leyó el diccionario para asegurarse de que, como máximo, la podrían acusar de cometer un delito imposible (como matar a un muerto, hurtar lo de uno en la propia casa, y otras ficciones jurídicas), o sea que quedaría bien levantando la voz, pero las palabras, impunes.

Lo malo es que dé a un juez puntilloso por consultar el María Moliner y descubra que conspirar es también “unirse varias personas contra algo o alguien; particularmente, contra quien manda o gobierna”. Y Suárez gobernaba.

Ahora sí que te queda la duda de si el rey, con académica minúscula, conspiró o no conspiró, dicho sea, como anticipaste al principio, por jugar con las palabras y no con las cosas de comer.

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