También a ti te tocó escribir muchas veces:
- Espero que al recibo de la presente os encontréis bien, nosotros bien G. a D.
Tiene razón José de Cadalso (1741-1782) cuando escribe precisamente en la carta LXXXIX de sus Cartas Marruecas lo siguiente:
Las cartas familiares que no tratan sino de la salud y negocios domésticos de amigos y conocidos son las composiciones más frías e insulsas del mundo. Debieran venderse impresas y tener los blancos necesarios para la firma y la fecha, con distinción de cartas de padres a hijos, de hijos a padres, e amos a criados, de criados a amos, de los que viven en la corte a los que viven en la aldea, de los que vive en la aldea a los que viven en la corte. Con este surtido, que pudiera venderse en cualquier librería a precio hecho, se quitaría uno el trabajo de escribir una resma de papel llena de insulseces todos los años y de leer otras tantas de la misma calidad, dedicando el tiempo a cosas más útiles.
Llaga a tus manos una buena colección de cartas enviadas desde Argentina a Fierros o a la Romía, en el concejo de Lena, entre principios del siglo XX y la década de los cincuenta.
Es verdad que hay muchas cartas insulsas, mero acuse de recibo de otras que tampoco dirían nada. A veces habría poco que contar, en otras ocasiones mejor sería pasar por alto los fracasos y desilusiones de la vida. No todo era Jauja.
Otras veces un hijo confiesa deudas contraídas y no saldadas en España que, de haberlas conocido el padre, no habría dado el permiso (y la plata) para el viaje a las Américas. En la distancia, cantó.
- Espero que al recibo de la presente os encontréis bien, nosotros bien G. a D.
Tiene razón José de Cadalso (1741-1782) cuando escribe precisamente en la carta LXXXIX de sus Cartas Marruecas lo siguiente:
Las cartas familiares que no tratan sino de la salud y negocios domésticos de amigos y conocidos son las composiciones más frías e insulsas del mundo. Debieran venderse impresas y tener los blancos necesarios para la firma y la fecha, con distinción de cartas de padres a hijos, de hijos a padres, e amos a criados, de criados a amos, de los que viven en la corte a los que viven en la aldea, de los que vive en la aldea a los que viven en la corte. Con este surtido, que pudiera venderse en cualquier librería a precio hecho, se quitaría uno el trabajo de escribir una resma de papel llena de insulseces todos los años y de leer otras tantas de la misma calidad, dedicando el tiempo a cosas más útiles.
Llaga a tus manos una buena colección de cartas enviadas desde Argentina a Fierros o a la Romía, en el concejo de Lena, entre principios del siglo XX y la década de los cincuenta.
Es verdad que hay muchas cartas insulsas, mero acuse de recibo de otras que tampoco dirían nada. A veces habría poco que contar, en otras ocasiones mejor sería pasar por alto los fracasos y desilusiones de la vida. No todo era Jauja.
Otras veces un hijo confiesa deudas contraídas y no saldadas en España que, de haberlas conocido el padre, no habría dado el permiso (y la plata) para el viaje a las Américas. En la distancia, cantó.
1 comentario:
y el fiador era guardagujas, un capitalista!
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