(Por Charo Albalá
Leído en entrega de recuerdos a esposa e hijos de Ortega
Oviedo, 4 de mayo de 2010)
A un maquinista no se le pregunta, porque serían muchas, por el número de despedidas de que fue testigo, las manos que vio batir, llantos y lágrimas en los ojos de hijos que despiden a padres, madres que dicen adiós a sus hijos, esposas y novias desoladas cuando el tren parte, y amigos y compañeros que también dicen adiós...
También serían innumerables los efusivos abrazos que presenció, pasos al encuentro, manos que se estrechan, familias que se reúnen, la alegría del amigo que espera....
Lo que no imaginábamos era que íbamos a quedar en primera línea de este andén, del andén principal y formando parte de este escenario donde el tren sale y arrastra con él la compañía de muchos años, ratos amigables, horas y jornadas de trabajo compartido que ahora se echan mucho de menos, risas y muchas ilusiones y proyectos.
Con esta ilusión que nos lleva a imitar tu filosofía de vida seguiremos urdiendo nuevos proyectos y tejiendo nuevas ilusiones, Susi cuidando las flores cada día; Alejandro y Fernando estudiando y trabajando duro para decirte:
-Sí podemos y sabemos que te gustaría...
También tus amigos y compañeros, continuarán conduciendo trenes, surcando caminos que alcanza nuevos destinos cada día y, mirando a la luz como hace una locomotora que sale del túnel.
Suso, por tu armonía y compañerismo, por todas las cosas compartidas y por el buen recuerdo que nos dejas, te decimos Gracias y te brindamos este aplauso.
2010/05/07
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1 comentario:
Me gusto mucho la carta, ya me habian dicho que era muy emotiva. Felicidades para ella
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