Es una suerte que Fernando Alba y Sanjurjo hayan viajado en tren a Madrid a la Feria Arco que, contrastas en la web, se desarrolló entre los días 17 y 21 de febrero de este año.
Es una suerte para ti y, en principio una desgracia para ellos, que con el lío de transportes urbanos y suburbanos de Madrid, autonómicos, provinciales, nacionales y consorciados, hayan tomado esos días en la capital dos billetes de tren equivocados que no pudieron utilizar.
Es una suerte para ti, y de momento una desgracia para él, que Alba haya tenido que picar, ya en Oviedo, varias puertas para ver la manera de reparar el daño, daño perfectamente reparable pasando por alto competencias territoriales y la letra pequeña del contrato. Simplemente no se utilizó el servicio y procede una devolución.
Encarrilado debidamente el asunto, y resuelto en un santiamén la tediosa cuestión burocrática, tuviste oportunidad de comprobar que los artistas, al menos Alba, tienen una prodigiosa memoria cuando manifestó que tu cara le sonaba.
Le sonaba porque a veces eres un atrevido. En una ocasión, en la que transmitiste tu perplejidad, con sorna incluida, en una exposición celebrada en Oviedo hace más de un año te lanzaste a una interpelación a Fernando Alba, que andaba de espectador por allí y recordaba el caso perfectamente, con más pelos y señales que tú, que ya habías pasado página ¿acaso nadie se atreve a interpelar al artista, que es capaz de recordar encuentros con personas tan sumamente anónimas?
En esta ocasión aprovechaste para preguntar por la frontera entre el arte y la técnica, como en otras ocasiones plasmas tus cuitas sobre el dilema “decisión técnica-decisión política”.
Te convenció. A partir de ahora mirarás con otros ojos el arte, cualquier arte. Del torbellino de ideas que tuviste el gusto de escuchar te quedas con dos: 1/la técnica está al servicio del arte, y 2/ cuando un artista se topa con una obra de arte pueden llegar a temblarle las piernas. Curiosamente en el catálogo de aquella ocasión se hablaba también de temblores, solo que entonces lo tomaste a chirigota.
2010/03/11
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3 comentarios:
Tiene mucha razón Fernando Alba.Los artistas, cuando nos cruzamos por nuestras calles con "monumentos", nos tiemblan las piernas.
Miner ¡picardiosu!
Cuando Fernando Alba estaba componiendo las "Sombras de LUz" ("Les chapones"), tuve la oportunidad de seguir su trabajo día a día, ya que yo entonces, paseaba a diario por la zona.
Me llamaba poderosamente la atención aquel hombre mirando (eso me parecía a mí que hacía) una y otra vez desde distintos ángulos, a distintas distancias, cada chapa de las que colocaba. Y se detenía largo tiempo en la contemplación de algo que a mí se me escapaba por mucho que intentase adivinar la dirección de su mirada.
Probablemente estaba intentando acabar de crear la obra que ya estaba en un estado avanzado, utilizando toda la técnica que alcanza su conocimiento. Pero también haciendo uso de su mirada artística. Y decidió que estaba terminada cuando sintió el temblor en sus piernas.
Pero...¿cómo identificamos el arte quiénes no somos artistas y las piernas no nos tiemblan al verlo..?
Mira, Luis Simón, yo no sabría explicarlo. No me tiemblan las piernas pero cuando algo capta mi atención, siento cosquilleo en la víscera, se me abren unos ojos como platos y me complazco en su contemplación, eso es, a mis ojos, arte.Y algunas obras me gustan más en la medida que me van descubriendo sus misterios.
Con las "Sombras de luz" de Alba me ocurre eso.
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