Desde que leíste el Ensayo sobre la ceguera de Saramago, que es una novela, quedaste cautivado por sus obras. Entre otras originalidades, una no menor es que en todo el libro solamente aparece un nombre, Don José. Al resto se le alude por referencias, como cuando hablamos de los vecinos de la comunidad. En esta broma verídica que estás escribiendo tienes pensado que no aparezca ningún nombre, aunque al final ya se verá.
Desde que un giro de modernidad acabó con la figura del Experto Laboral, las viudas y jubilados de la Renfe no tienen a quién acudir para cualquier pequeña gestión relacionada con sus derechos pasivos. Tocan a la primera puerta y como se piensa en los padres de cada uno, se les atiende. Por tu puerta entran bastantes.
Por ejemplo te llega la viuda de un maquinista jubilado, desaparecido hace diez años, alto y espigado, de cerca de tu pueblo, muy notorio por tomarse la vida y los trenes sin prisas. La viuda se recuerda de muchos ferroviarios, más que por sus nombres, por sus apodos. Por esas casualidades de la vida, hace unos días peinando un listado de bautizos, te enteras de que el 21 de enero de 1944 este maquinista apadrinó con su novia anterior a un recién nacido, tan recién nacido que se bautizó el mismo día.
Después de una amigable charla quedas invitado a su casa de Oseja de Sajambre para cuando llegue el buen tiempo. Se verá.
- ¿Por cierto, sabe cómo llamaban a su marido?
Acertó.
Al poco tocan la sirena de salida y entras en boxes. Te sorprende encontrar ese compañero melómano de tu mujer porque él es del vermut de La Paloma. Te dice que no se olvidó del compromiso. Es de los muy contados solistas que canta misas en bable acompañado de gaita y se comprometió a avisar cuando cantara una. Si es en la capilla de una aldea remota en la que quepan cuatro, mejor. Tienes intención de acudir aunque ahora vamos para mala época.
Viene con un amigo al que conoces de la prensa, concretamente de encabezar la oposición de una actividad musical. Les cuentas una aventura de Fierros y te dice que precisamente su mujer es de Puente de los Fierros.
- ¿Quién o de quién es?
- De Fulano.
- Coño, pero si tienes un cuñado maquinista con nosotros. Y como fui monaguillo y ponía la bandeja a la comunión, siempre me acuerdo de cómo sacaba la lengua la madre de tu suegra, de una manera exagerada. Y a uno de sus hijos fue el último cadáver que vi velar en casa, no en el tanatorio.
El melómano resulta ser consuegro de tu profesor de Francés, al que tu madre cuidó de pequeño antes de que le atacara la polio.
(Este comentario tiene su parte de chanza y es que así escriben los periodistas a veces para dar a entender que saben muchas cosas aunque no las pueden decir).
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