Cuando eras joven te lo creías casi todo, inclusive que el cambio de hora dos veces al año suponía un ahorro importante de energía. Más tarde ya no se trababa del ahorro de energía, una miseria a corto plazo, sino que nada menos se estaba librando una tenaz batalla contra el cambio climático.
Igual te daba que cambiaran la hora que no, tú ibas a tu ritmo, los telediarios seguían comenzando a las tres y a las nueve; los turnos, cuando los hacías, a las seis, a las catorce y a las veintidós. Y en el cuerpo no notabas nada, ni frío ni calor. Y en el bolso tampoco. Si el Gobierno, los Gobiernos decían que el país ahorraba no sé cuanto, no lo cuestionabas.
Hoy te preguntas quién ahorra. Habría que hacer números, ver qué kilovatios consumieron las empresas (y administraciones y entes varios) y los particulares el miércoles anterior al cambio de hora y el miércoles posterior, y dices el miércoles, como podías hablar del jueves. Se trata solamente de buscar días equidistantes del cambio de hora y de luz solar parecida.
A falta de ese cálculo que no vas a acometer, hoy más bien te da la impresión de que si las empresas hipotéticamente ahorran algo por trasladar su actividad a horas de luz solar, lo gastan de más los particulares que trasladan su descanso a horas de luna, porque no van una hora antes para la cama y lo que por un lado se ahorra por el otro se consume. Un economista diría muy serio que en términos del producto interior bruto…
Total, pata.
1 comentario:
Y ahora que llega enseguida la Navidad iluminada ¿que van a emprender nustros solicitos políticos? ¿Apagarán los luces segú sea su color? ¿las apagaran por días alternos? ¿alternarán luces y farolas?
¿Y en Canarias seguirá siendo una hora menos o serán dos? (pues ahí si que van a ahorrr....je,je)
Salud
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