2008/10/27

DUDONA (sobre el coro, para iniciados)

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Este blog lo leen los amigos del autor y cuatro más. Supones que les entretiene entrar de vez en cuando en esta página y averiguar si xxx (que cada uno te llama de una forma) escribió algo sobre yyy. Es evidente que como tienes varios grupos de lectores definidos, si escribes sobre una batallita que afecta a un grupo, los otros lectores la pasarán por alto hasta mejor ocasión.

También es sabido que en este blog hay más dudas que certezas, por eso se llama como se llama. Llevas dudando desde hace una semana si escribir y qué escribir que no te delate demasiado. Das vueltas y más vueltas a la tensión permanente (parece exagerado decir “eterna”) entre el interés y la razón, entre la fuerza y el derecho. ¡Cuántas veces el interés se disfrazó de razón! ¡Cuántas veces la fuerza se disfrazó de derecho!

Eres poco amigo de comulgar con ruedas de molino. Pero en cuantos escribes esto, te preguntas ¿hay alguien que acepte lisa y llanamente que comulga con ruedas de molino? No. Esa comunión está entre esas frases peyorativas que nadie se asigna a sí mismo sino a los demás, pero seguramente todo el mundo, en alguna u otra fase de su vida, o en alguna u otra faceta comulga con ruedas de molino. No muy alejada de esa idea, en bable existe la palabra “combayar”. Lo traduce con exactitud el Diccionario General de la Llingua Asturiana: hablar con cada cual del modo que más le agrade, sin pararse en contradicciones.

Te quedan pocas líneas y tienes que irte definiendo. El coro en el que llevas cantando cerca de diez años pasa por momentos críticos. Dicho suavemente, la Dirección del Colegio que os acogía no va a seguir apoyando este modelo. A lo mejor esta tenía que haber sido la primera frase de este artículo, pero como estamos en otoño la ocultas entre la hoja caída de los árboles.

En una organización jerarquizada no se cuestiona cada decisión. A este respecto siempre te llamó la atención la coletilla que numerosas sentencias de las antiguas Magistraturas de Trabajo y que copiaron los actuales Juzgados de lo Social al ventilar asuntos sobre la obediencia del trabajador “El trabajador no puede erigirse en definidor de sus propias obligaciones”, o lo que es lo mismo, que tenía que cumplir y luego reclamar, salvo que la orden afectara a la seguridad o a la dignidad.

Los coros nos son organizaciones tan jerarquizadas y caben las opiniones y hasta las discrepancias.

Nunca te gustó, y tus problemas te acarreó, comulgar con ruedas de molino (insistes) ni en lo que te decía la familia, ni en lo que decía la empresa, ni en lo que te decía cualquiera y tu peaje tuviste que pagar y pagas por esa rebeldía mental. Te sientes un desclasado en ocasiones. Siempre creíste, y crees, que la otra parte tiene que tener alguna razón. No te gusta la realidad en blanco y negro, te inclinas por lo gris. También es verdad que los grises no hacen avanzar la historia y que muchas veces es necesario un golpe de timón para que un barco coja el rumbo acertado (o conveniente, que no es lo mismo).

Y ahora te viene a la mente la palabra pusilámine y vas al diccionario: falto de ánimo y de valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes. Pero te siguen entrando las dudas porque te cuestionas si esas cosas grandes (o pequeñas) son justas.

Al final, de tu apoyo tampoco depende la supervivencia de la patria. Le diste vueltas varios días hasta que este domingo fuiste a Covadonga con parada en Cangas de Onís. En el mercadillo te tomaste un bollu preñáu (¡ay el chorizu que te pierde!) y acto seguido cayó un clarete del país. Mientras lo tomabas, decidiste que no mirarías con lupa de aumento las razones y que te quedarías, en este caso, con el interés. Al final la amistad es un interés legítimo y los amigos de tus últimos años son los de ese coro que peligra.

Después del vino fuiste a Covadonga y caíste en la cuenta de que el símbolo del Santuario, la cruz encima de la media luna, estaba tallado en piedra. Pensaste si cuando combatían moros y cristianos, cada integrante reflexionaba sobre la fortaleza intelectual de la cruz o la de la media luna, y te dices (no hace falta ir a Salamanca) que no, que cada uno combate del lado de donde cae.

Y en esta batalla caíste del lado del coro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sé si pertenezco a la xxx o a los de l yyy, pero lo que importa es que te leo con afán y solicitud.
Y siento que en ocasiones te apremio un poco, con la mejor intención, desde luego.
Impresionante , entre otras, la figura ".....como estamos en otoño la ocultas entre la hoja caída de los árboles". Pero entre esto y lo del pusilánime me has dejado un poco acongojado.....
Pero ¡ ajá! ahí está Covadonga, donde comenzó la Reconquista.... algo significará, digo yo.
Y en cuanto al coro, allá se verá .Yo por lo menos me he quitado un peso de encima, sinceridad obliga: el nombre.
Ánimo y salud

Jesús Rodriguez Garcia dijo...

Refran Asturianu:
"Quien se atecha bajo la fuella, dos veces se mueya"