2007/01/05

JOSÉ MARÍA ALONSO VEGA Y JUANÍN MUÑIZ ZAPICO

Dos Noticias en la prensa de hoy que me retrotraen, qué palabra más fea, a los años 70, por una parte la muerte de José María Alonso-Vega, unos de los padres de la UCD asturiana, y por otra, el trigésimo aniversario de la muerte de Juan Muñiz Zapico, líder histórico de CC.OO., famosísimo en su día por ser uno de los encarcelados después del proceso 1.001, junto con Marcelino Camacho y otros.
José María Alonso-Vega irá siempre unido a Luis Vega Escandón, otro ex parlamentario asturiano, también de UCD, y a Emilio Barbón, abogado histórico de UGT, que llegó al Tribunal Superior de Justicia. En el Seminario, no sé si en COU o ya en primero de Eclesiásticos, se celebraban encuentros entre los seminaristas y los líderes de la oposición. Hablamos de los años 72 a 74 y Franco vivía todavía. Mérito tuvieron entonces supongo que Montoto y el rector Fernández Conde.
El último que recuerdo de aquella tanda, Emilio Barbón, con sus dos muletas y siempre asistido por su mujer. Creo que el motivo era contar lo vivido en un famoso homenaje a Pablo Iglesias en el cementerio civil de Madrid en el que posiblemente fueran detenidos de aquella.
En aquellas reuniones clandestinas se movía como pez en el agua Mario Conde, no el banquero, sino el de Valliniello, hombre admirable, que entonces nos parecía radical, y al poco fue concejal del PSOE en Avilés. La radicalidad no era tanta, pero entonces el que despuntaba un poco era ya un rojeras temible. Tardamos en darnos cuenta de que los catalanistas no todos eran izquierdistas, lo mismo los del PNV y los nacionalistas en general. En aquel entonces llegaba al Seminario “Cuadernos para el Diálogo”, “Triunfo” o “Sábado Gráfico”. Lo dices y no te lo creen.
La otra noticia es el trigésimo aniversario de la muerte de Juan Muñiz Zapico, de la Frecha, un pueblo a tres kilómetros del mío. El recuerdo lo tengo muy borroso, pero va asociado al Correo porque lo habré tomado en Pola para bajarme en La Frecha. Debió ser un fin de semana. Allí estaba Marcelino Camacho con su famoso jersey. En esas fotos de ese montón de gente estaba yo perdido entre la muchedumbre y motivo de recuerdo cada vez que se cita a Juanín en la prensa y cuando paso por delante de su casa, una vez por semana. La carretera acaba siendo una hilera de recuerdos: donde se despeñó un camión de patatas, donde el balón se perdió para siempre río abajo, la casa de Juanín, donde me atropellaron a mí, donde un coche atropelló a Celso, donde atropellaron a mi tío Félix (muchos atropellos), donde el tío de Miriam se salió de la carretera, donde volcó el autobús de boy-scouts no sé si hará un año todavía, donde se incendió el Rápido un domingo que volvía para el seminario con Teresina Cordero, y vamos a dejarlo.

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