2006/11/22

LA CASONA DE REGLA

Triste final se aventura para la Casona de Regla, edificio urbano del siglo XVIII, que vió nacer al músico y muicólogo asturiano y asturianista Eduardo Martínez Torner. Una temporada lleva ya en los papeles y su futuro no es halagüeño. Como suele ocurrir, las informaciones son contradictorias. Hay un peligro cierto de intoxicación informativa. “La propiedad” se mueve bien en el entorno mediático, patrocina espacios en televisiones locales o regionales, tienen presencia en los medios, en general para no decir nada. Algún joven periodista de la sección de local, tendrá un problema de conciencia sobre lo que puede decir y no, pero esa es su cruz.
El caso es que muchos de los inquilinos fueron marchando y ahora solo queda un cerrajero en el bajo, y tampoco de eso estamos seguros, porque la propiedad dice que cerrajero sería en otro tiempo, que ahora ya no tiene actividad, y éste replica señalando que la disminuyó precisamente por el puteo de todo tipo a que le sometieron.
La casona la compraron (para rehabilitarla) los del restaurante Latores, pero finalmente se declaró en ruina. A saber en qué quedará la cosa. La Voz de Asturias pone algo; La Nueva España en la misma línea. Menos mal que hay algo de libertad de prensa y en este caso le tocó a EL COMERCIO dar algún dato más concreto: los propietarios tendrán que declarar como imputados porque la policía encontró indicios muy evidentes de que en el piso superior alguien serró las cañerías intencionadamente para que se deteriorara la parte inferior.
Problema moral: los de Latores tienen un restaurante de gran prestigio en la ciudad. No sé por qué se meten a bomberos. Zapatero a tus zapatos. De momento gozan de presunción de inocencia, pero pienso si debería ponerle un veto, aunque nos tratan bien porque tenemos ciertas coincidencias vaqueiras que compartimos de las castellanas tierras de Torrestío.
Con remilgos de este tipo no voy a poder entrar en ningún sitio ni comprando nada, porque o los productos están manufacturados en el Oriente asiático por un cuenco de arroz, o están hechos aquí a base de economía sumergida, o andan jugando con los contratos temporales y con los inmigrantes. Ya tengo puesta una cruz negra al café-bar-pub Filarmónica por cierto incidente que trascendió con un o una hispana. Los tengo en el recuerdo.

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