2023/03/07

DE FACEBOOK (Días 28 y 1)

 LECTURA DE LA PRENSA. PALABRAS

Habrá quien piense que empieza uno ofendiendo o faltando, pero no. Uno no se olvida de un querido profesor de Francés y de Humanidades (estas en abundantes frases sueltas en medio de las clases de francés) que solía encargar a cada alumno para el día siguiente diez frases en francés con determinadas características. Si a uno le proponen escribir una frase con cada una de las palabras que siguen, más de una y de dos las escribiría absolutamente al tuntún. Serían estas las palabras: Envís, afayar, estayes, xera, direutor, práutica, riegla, sorrayar, desendolcar, algamar, xera. Salieron once para que quede una de reserva. Hoy leyó uno en un periódico patrocinadas frases con estes pallabres. Puede que alcance el aprobado, pero seguro que no llega al notable.
¿Está uno sobrio? ¿empezó uno sobrio? De sobriedad va el siguiente párrafo a caballo entre La Voz de Galicia y La Vanguardia, porque en el periódico gallego lee uno este titular en las páginas deportivas: “El Deportivo más sobrio en Riazor desde el del ascenso de 1991”. ¿Qué puede ser sobriedad en el deporte? Depende. Está claro qué es sobriedad para La Vanguardia, al menos en este otro titular, también de sus páginas deportivas: “Agradeaco estar sobrio”, palabras del golfista Chris Kirk al conquistar el primer título desde que en 2015 sufriera graves problemas con el alcohol. Uno espera que no solo el Deportivo sino el más modesto de los equipos de Tercera División (si existiera hoy esa categoría) mantengan un digno equilibrio sobre el terreno de juego y no tracen eses sus jugadores sobre el césped. Resulta que la sobriedad en fútbol es no encajar goles. En golf es no estar chispa. Será.
Volvemos, no al asturiano, sino a la asturiana, recordada ahora por el sosegado columnista Juan Gaitán, que en LNE publica un artículo titulado “Quijotes por el suelo”, que dedica al caso de ultracorrección política protagonizado sin querer por Roald Dahl. Recuerda Gaitán estas frases del Quijote que tan mal cayeron a los asturianos. Dice así: “Si esta gente se ha escandalizado por las brujas o las tías flacas y gordas de los cuentos de Dahl, imaginaos cómo se van a poner cuando se topen con la descripción que hace Cervantes de Maritornes, criada de una venta que aparece en los capítulos XVI y XVII de la primera parte: «… una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas: no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera». Cervantes, machista sin duda, porque no se habría atrevido a decir eso de un macho alfa. También Camilo José Cela sufrió la diatriba ignorante de quienes no leyeron su texto original en Los Cuadernos del Norte. Es que documentarse es muy pesado.
Del caso de Roald Dahl y la utracorrección política trata un editorial de El País. Es un editorial denso (si siguiera vivo, podría ser obra de Javier Pradera), que hay que leer varias veces, en primer lugar para entenderlo, después para saber cuándo está bien la censura y cuándo está mal, y, en consecuencia, quienes son los buenos y los malos. Uno con los buenos, claro, aunque a veces los buenos cambian de bando.
Si uno después de leer que la infanta Cristina pagará 25.000 euros al mes a Urdangarín, dijera que después de cornuda apaleada, ¿iría de cabeza a la hoguera de la anticorrección?
De palabras saben mucho las compañías de seguros y sus pólizas, no en vano su beneficio estriba en trabajar el matiz que va del seguro al infraseguro, de la norma a la excepción y de esta a la excepción de la excepción. Pues bien, clarificadora la noticia leída en La Voz de Galicia. “Los seguros endurecen sus pólizas ante el riesgo de incendio del coche eléctrico”. Y también que remolque por falta de batería y recambios caros penalizan más la factura. Las compañías de seguros nos aclaran la vida y la escala de valores; o por lo menos, la escala de precios.
De palabras y palabrería versa precisamente la columna de Xuan Xosé Sánchez Vicente, que da un repaso al “modelo de ciudad”, además de a la manida sostenibilidad.
Con palabras intentan acallar las autoridades políticas el clamor (¿el ruido?) que periódicamente inunda las páginas del Caudal por las molestias o por la inseguridad (cuestión nuevamente de matices, de palabras). Se reunió la Junta de Seguridad y tanto quien ostenta competencias en la seguridad a nivel nacional (la delegada del Gobierno) como a nivel local (el alcalde) endilgaron las palabras tranquilizadoras que son del caso: el trapicheo está controlado; la labor policial es efectiva; en líneas generales Mieres es un municipio seguro; el índice de inseguridad no es preocupante; es una delincuencia menor. Supone uno que a estas horas los vecinos que tienen la mala suerte de sufrir las excepciones utilizarán frases menos convencionales y edulcoradas que las oficiales, mentando no a las madres, sino a los progenitores gestantes.

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LECTURA DE LA PRENSA. LA ENERGÍA EÓLICA MARINA
El editorial de La Vanguardia resume bien el estado de la cuestión: la aprobación de las zonas donde se permitirá la energía eólica marina. Por ese motivo, leyó uno sendas entrevistas del lenense Hugo Morán, Secretario de Estado de Medio Ambiente, una en La Nueva España, otra en El País. En La Nueva España se manifiesta con la fraseología que acostumbra, con tantos matices que arduo le tiene que resultar al periodista entresacar un titular. Más claro se manifestó a El País, así que uno reproduce su entrevista. Le habrán dicho: o hablas más claro o no te entrevistamos. En cuanto al fondo del asunto, se trata de que desde el Estado se tiene que delimitar dónde se puede instalar una energía que se considera básica, como ocurre con el trazado de los ferrocarriles, de las carreteras o de algunas industrias molestas, que todos se benefician de sus servicios, pero nadie quiere cerca.
El departamento de Hugo Morán está también de actualidad en Asturias por el rifirrafe que mantienen el Estado y la Comunidad Autónoma a cuenta del plan de protección del lobo ibérico. La polémica estriba en si se mata un lobo (uno) en los Picos de Europa y qué trámites hay que seguir para su eliminación. Javier Cuervo dedica una columna simpática, y triste a la vez, al caso.
¿Desde cuándo se llama emprendedores a los empresarios? ¿Se les puede llamar así con efectos retroactivos? Hoy La Vanguardia dedica un obituario a Luisa Rodríguez (1949-2023), a la que bautiza como emprendedora en el titular. Sin embargo, fuera de los focos de las letras grandes, uno lee esto: “Luisa Rodríguez, una de las empresarias y personales sociales…”, y más adelante “Conocida por sus fastuosas fiestas y su buen hacer en los negocios, la empresaria fue conocida…” Caretas semánticas fuera.
De palabras habla también Ánxel Vence, que titula su columna: “La revolución feminista de las palabras”. Comienza así: “Si a usted le hablan de la transfobia, el transactivismo, el heteropatriarcado, la transversalidad de género, el género no binario, el feminismo radical transexcluyente, probablemente no sepa de qué va todo esto. No se aflija”. Y termina así: “La jerga del feminismo está a punto de superar en complejidad y misterio al latín de los canteros y al habla secretamente masónica de los antiguos albañiles. E incluso a la de los políticos, que ya es decir”.
Hacienda no tardará en acometer la reforme de la sede de la Agencia Tributaria de Oviedo. Los trescientos funcionarios que alberga serán reubicados en cuatro sedes diferentes. A lo mejor, se hace de la necesidad virtud y resulta que las nuevas tecnologías no hacen necesaria la concentración física de todo el ejército tributario. Piensa uno en las reiteradas demandas en particular del poder judicial y de algunos entes administrativos cuando crecen tanto que tienen sede de nuevas sedes. Estaría bien que la experiencia descentralizadora (a la fuerza) saliese bien y sirviera de orientación para otros avatares.
Uno cuca, por estar informado, en algunos grupos de WhatsApp en los que no participa nunca para evitar lapidaciones porque los grupos de WhatsApp y otros foros son muy suyos. En teoría se admite la disidencia, pero corres el riesgo de que de caigan sobre ti rayos y centellas hasta por no aplaudir. Se acuerda uno de ellos por el regreso de una pequeña estatua, el Neptuno, al Campo San Francisco de Oviedo, de donde desapareció y reapareció después de sesenta años en circunstancias rocambolescas. Algún grupo de estos se apunta el mérito, y lo tendrá, pero en el amplio reportaje de La Nueva España no se recoge, aunque es posible que el articulista, Chus Neira, esté vendido al gran cacique capitalino. Uno está ojo avizor y en estos grupos aplica el dicho de oír, ver y callar.


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