2022/12/01

DE FACEBOOK (Días 26 y 27)

LECTURA DE LA PRENSA. LA VIOLENCIA SEXUAL
(Vaya, esto salió excesivamente largo y con demasiados anexos. Hace uno propósito de enmienda).
¿Es uno optimista, catastrofista, depende? Un entretenimiento sería contabilizar los párrafos escritos por ejemplo en los últimos treinta días y poner palotes. Uno puede creer que es ‘depende’ pero la estadística revelar otra cosa. De momento, sugiere la columna de Manuel Vicent, con la que está muy de acuerdo. Por cierto, el Defensor del Lector de El País alude esta semana de pasada a críticas de lectores que entienden que el periódico incide demasiado en los aspectos negativos y poco en los positivos. El lector se refería a la presidenta Ayuso y cómo la retratan en las páginas de El País generalmente.
Ahora un ejercicio.
Opción A) Un diputado pronunció estas palabras con motivo de una interpelación parlamentaria: “En la corte de los milagros, en la que se ha convertido su gobierno, Sr. Sánchez, al Grupo Socialista en el Congreso le tocó ejercer el papel de «groom of the stool», de mozo de las heces, personaje que en el reinado de Enrique VIII tenía el honor de limpiar el culo al monarca cada vez que acudía al retrete. A ninguno de ellos se vio si quiera taparse la nariz con dos dedos a la hora de votar, a viva voz”.
Opción B) Un periodista escribió estas otras palabras en su columna diaria: “En la corte de los milagros de Sánchez, al Grupo Socialista en el Congreso le tocó ejercer la madrugada de marras el papel de «groom of the stool», de mozo de las heces, personaje que en el reinado de Enrique VIII tenía el honor de limpiar el culo al monarca cada vez que acudía al retrete. A ninguno de ellos se vio si quiera taparse la nariz con dos dedos a la hora de votar, a viva voz”.
En el primer caso la diatriba constituye un exceso impropio de la dialéctica parlamentaria. El segundo caso está amparado por la libertad de opinión. Casualmente ningún político pronunció la opción A) pero el columnista de referencia de La Nueva España Eduardo García suscribió el simpático párrafo de la opción B).
El follón de la revisión de las sentencias sigue dando materia. El Tribunal Supremo dirá la última palabra. Entre tanto, destaca uno algunas aportaciones para meditar. Por ejemplo, el catedrático de Derecho Constitucional Francisco J. Bastida (se aclara que milita en el progresismo librepensador) escribe esto: “Esperemos que el Tribunal Supremo no haga piruetas interpretativas para acallar un ruido político y mediático que no se corresponde con la escasa entidad de la realidad afectada. Ver rebajada la pena no es dejar sin sanción y, si el resultado no gusta, habrá que cambiar de nuevo el Código Penal. No obstante, sería conveniente recordar que el objetivo de la ley no era endurecer las penas, sino dejar sentado cuándo se produce el consentimiento, evitando humillar a la víctima con indagaciones vejatorias sobre su voluntad, y sin dar pie a lucubraciones sobre si hubo abuso o fue una agresión sexual”.
Arcadi Espada realiza un ejercicio estilístico alrededor de la famosa profundidad y deja escapar este párrafo preocupante. Uno cree que estará arrepentido de haberlo escrito: “Vox es la única garantía política de que la presión a que están sometidas la opinión, la crítica y la verdad en España no se reduzca a niveles asfixiantes”. Uno no lo cree en absoluto, pero seguirá leyendo a Arcadi siempre que tenga oportunidad.
El País publica un amplio reportaje con este título: “¿Protege más a las mujeres elevar las penas?” La conclusión es que no, utilizando argumentos similares a quienes defienden la cadena perpetua o la pena de muerte, que no por eso logran disminuir los crímenes que las llevan aparejadas. Lo cual no significa que no se entienda que el Derecho Penal ha de ofrecer un catálogo de penas proporcionales a la lesión del bien jurídico protegido: la vida, la libertad sexual, la libertad, la propiedad, el buen nombre de las personas, o lo que sea. Merece la pena el reportaje para documentarse y evitar apriorismos.
También muy interesante el artículo de El País sobre las pulseras electrónicas como elemento disuasorio o de control en casos de peligros muy graves. Por cierto, ninguna víctima que portara la pulsera murió como consecuencia de algún ataque. Fue Esperanza Aguirre quien pilotó la experiencia a nivel local, que más tarde asumió el gobierno de Zapatero. Hay que leer la letra pequeña para enterarse de estas autorías.
El País dedica otro editorial a la violencia sexual. Uno está de acuerdo en la mayor parte del texto. Sin embargo, uno cree que El País tiene una fijación especial en atribuir a Vox todos los aspectos negativos de cualquier ámbito. Si hubiera estadísticas de agresores y sentido de su voto, ¿cuántos son de derechas, cuántos de centro, cuántos de izquierda? Seguramente habrá de todo, salvo que caigamos en la falacia de considerar que si es un agresor sexual ya es necesariamente de extrema derecha. Pues no.
En El Mundo entrevistan a Carmen Machi, que da este titular. “Ahora reconocemos como violencia lo que antes nos parecía normal”. Intrigado, uno se adentra en el interior y resulta esto: “Que te metieran mano en el metro, que te gritaran o que te pusieran en situaciones incómodas… nos parecía normal”. Bueno, uno no conoce a ninguna persona normal a la que le pareciera normal que le metieran mano, pero Machi no es una intelectual, sino actriz.
Se fija uno en un suceso menor, en atención a las previsibles consecuencias penales, y es la detención de un hombre por asestar tres puñaladas a otro en un bar del barrio ovetense de Teatinos. Indica el periódico que la víctima recibió una cuchillada en el abdomen y otras dos en una pierna, aplicadas con un cuchillo de cocina. O mucho se equivoca uno o de esa noticia no volverá a saberse nada porque quedará un mero apunte estadístico. Por lecturas de sucesos y de sentencias uno sabe que pocas cuchilladas acaban con la muerte de las víctimas. En consecuencia, las condenas suelen ser relativamente leves. En casi ningún caso se acusa de intento de homicidio en grado de tentativa. A uno, nada diestro en esas lides, si le diera por acuchillar a alguien entre el cuerpo y la ingle, lo haría con intención de matar, no con ánimo de lesionar. Si pretendiera esto último, apuntaría a una extremidad. Quedó dicho que uno no es diestro en esas artes, pero hay gentes que sí, que saben que determinadas cuchilladas, pese a aplicarse hacia el tronco de la víctima, no son mortales de necesidad, sino que están llamadas a ser leves. Nunca entendió uno esta consideración tan leve de las cuchilladas por la práctica forense.
LNE entrevista a José Ramón Pérez, General y una especie de director de compras del ejército. Preguntado por asuntos relacionados con la fábrica de Trubia responde con claridad: “La dirección de adquisiciones del Ejército de Tierra, que yo dirijo y que está dentro de un mando de primer nivel como es el Mando de Apoyo Logístico, es la que realiza todas las adquisiciones de material”. Aplaude uno su claridad. En una empresa hablarían del equipo que ‘coordina’.
Eso era claridad. ¿Qué es esto otro? Tanto El Comercio como La Nueva España dedican alguna página al resucitado plan de vías de Avilés. En El Comercio lee uno esto: “¿Qué pasará con la estación actual de autobús de Los Telares? Desaparecerá como concepto, pero en la futura estación central habrá andenes de pasajeros”. Bien. Desparece como concepto, pero ¿desaparece o no desaparece? ¿Hay estaciones solamente conceptuales pero no factuales? Según indica LNE en la villa del Adelantado circula este chascarrillo recurrente: “-Cómo se sabe en Avilés que está cera la fecha de las elecciones municipales? -Porque se vuelve a hablar del tema de las vías”. Conceptual, sin duda.
Interesante artículo de La Vanguardia sobre el poder de Google Maps en el comercio y en las decisiones de compra de los consumidores. El TripAdvisor parece que está en declive, pero no Google Maps.
Curiosa la publicidad de alquileres de columbarios para cenizas en La Vanguardia.

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LECTURA DE LA PRENSA. REVISANDO
El Club Prensa Asturiana programa actividades, sobre todo conferencias, para todos los días laborables del año en el local de La Nueva España. Uno acude de vez en cuando según el interés que le despierte el asunto. Esta semana, por ejemplo, está prevista para el jueves una charla-coloquio que lleva por título “Soledad no deseada: políticas sociales para combatirla”. En otras ocasiones la actividad versa sobre los asuntos más variados, por ejemplo la actualidad política o presentaciones de libros o materias muy particulares como algunas enfermedades raras, técnicas de prevención del suicidio, cuidades de la diabetes, etc. Hay que tener valor para acudir a algunos de esos actos porque si, al día siguiente, se publica la foto de los asistentes y uno reconoce a alguien entre el público, lo habitual es preguntar si ese conocido tendrá tendencias suicidas o si la tendrá alguien cercano a él o si será diabético o padecerá alguna enfermedad rara. Por lo mismo, en esta conferencia anunciada para jueves, ¿el público estará compuesto ya por solos en acto o únicamente por solos en potencia? Entre los ponentes figura alguien que ostenta el enigmático puesto de Coordinadora de la Estrategia para la Transformación del Cuidado de Larga Duración o el director del Centro Sociocultural de Moreda, que le tiene intrigado a uno por la relación con la materia. En fin, a lo mejor está interesante y nunca se sabe lo que uno puede necesitar a lo largo de la vida y, si lo llega a necesitar, ¿se acordará de lo hablado en la charla-coloquio?
Lee uno que La cuenca del Navia vuelve a protestar por las comunicaciones. Un centenar de personas de concentran en Boal para pedir cuentas al Gobierno regional. La asistencia a estos actos también es problemática porque uno puede estar muy de acuerdo con la reivindicación pero no quiere retratarse agitando pancartas contra el gobierno de sus simpatías.
Con seguridad que El País es el periódico más progubernamental de los grandes diarios nacionales, pero es el que más disidencias alberga contra la propia línea editorial, como es el caso del artículo de Tomás de la Quadra-Salcedo, antiguo ministro socialista de Justicia, pronunciándose contra la regulación prevista para los delitos de rebelión y sedición. De todas formas, cuando la cúpula de los partidos acuerda un cambio, los argumentos jurídicos ceden ante los acuerdos políticos, con todas las técnicas de persuasión imaginables y ese acuerdo solamente lo puede parar, pasado un tiempo, el Tribunal Constitucional, y con reservas porque nunca faltarán hábiles políticos que sorteen la letra o el espíritu de la Constitución.
La Nueva España informa del hallazgo de restos óseos de dos personas en la fosa común de Parasimón, cerca de Pajares. El riguroso trabajo realizado en una primera fase puede seguirse en este enlace: https://asociacionvindonnus.files.wordpress.com/.../3.-an...
Por aquello de revisar o revivir el pasado, El Mundo publica entrevista conjunta a Consuelo Ordóñez (hermana del concejal asesinado por ETA) y Pilar Lasa (hermana de Lasa, del caso Lasa y Zabala, miembros de ETA seguramente asesinados por el GAL). Más allá de lo que, previsiblemente digan una vez que se juntaron, lo relevante es el hecho de haberse reunido.
Hablando de revisar no el pasado sino los billetes, el XL Semanal publica una simpática carta, destacada como la carta de la semana, que cuenta las peripecias de una viajera y lo que ella llama un revisor, que nunca lo conoció uno con tal nombre sino con el de interventor. Por cierto, ahora ya no se llaman interventores sino operadores comerciales especializados, pero hay palabras que traspasan regímenes, siglos y convenios colectivos, y resisten contra viento y marea.
Simpático y no demasiado hiriente la viñeta del grupo Correo sobre Pedro Sánchez, nuevo líder de la Internacional Socialista.
Por cierto, leyendo más atentamente la lista de ponentes a esa charla-coloquio prevista para el jueves, ve uno que la encabeza la exministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández. Como resulta ser uno pariente lejano de esa familia entrañable de La Romía será fácil que se acerque a saludar y comprobar qué tiene que decir de la soledad Matildina (Matildina, para distinguirla de su madre, también Matilde).






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