2016/09/27

LA FALTA DE PERSONAL

¡Qué suerte tendrías si en la prosa administrativa que escribes diariamente pudieras echar la culpa a la falta de personal para justificar cualquier disfunción!

http://www.lne.es/oviedo/2016/09/27/ayuntamiento-colapsado-falta-personal-denuncia/1989391.html

No te caerá esa breva. Tú estás obligados a circunloquios, a referirte a estudios que se están acometiendo, a racionalizaciones pendientes para optimizar los menguados y controlados recursos públicos. La fácil salida de acudir a la falta de personal está reservada a los políticos, y no siempre y no a todos, solamente cuando la falta de personal se pueda achacar a otro partido o a otro gobierno de signo contrario o diferente al que ventea la disculpa.

En tu caso concreto, en tu ámbito provincial y provinciano, en tu (in)competencia concreta, no podrías escudarte indiscriminadamente en la falta de personal, sí en que no se rinde ni al cien por cien del tiempo ni al cien por cien de la capacidad (ni al cincuenta en muy numerosos casos te atreverías a decir). Sí observas, y sufres y disfrutas (no es incompatible), que muchas funciones no hay quien las realice porque no hay quien las ordene ejecutar por ignorancia de lo que se puede mandar, cuando no por una pusilanimidad sin embargo recompensada con promociones económicas y profesionales.

Esta entrada no trata, a sabiendas, de la externalización, ni de si es mucha o poca, conveniente o inconveniente. Te refieres únicamente a lo más cercano, a lo que tocas cada día.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Falta de personal? Yo creo que es incompetencia a la hora de organizar recursos. Ya no procede atar el burro a la noria para sacar agua. Para algunos lo que más vale es el sendero trillado, porque es el único que conocen. Pongamos por caso un banco sin ordenadores con mucha gente y con ordenadores y banca en casa y pocos empleados ¿eliminamos la luz eléctrica para volver a recolocar personal en los bancos para que lleven las cuentas? Pensemos en las cosechadoras frente a los braceros que recogen la mies. Pensemos en los trenes que van sin conductor, pensemos en las empresas deslocalizadas, pensemos en la educación distancia a través de internet. Pensemos en un empresa de ferrocarriles que se dedica a transportar viajeros y mercancías y la gente no one reclamaciones porque el personal no pasa de los clientes. Pensemos en la ineptitud de los directivos que no saben aprovechar los recursos y tienen que sentirse por encima de sus empleados viéndolos a todos juntitos en el centro de trabajo. Tiene que triunfar la empresa ágil frente a los mastodontes lentos de la administración del estado. NO falta gente, sobran enchufados que se lo llevan muerto a casa por el mero hecho de ser pariente de un bien colocado, porque sea un liberado sindicalista, un carguín en una empresa pública... El fulano ese de Inditex ¿cómo lo hace?

ANgazu dijo...

""...cuando no por una pusilanimidad sin embargo recompensada con promociones económicas y profesionales."

Doy fé. Más de una vez he visto promocionar a alguien, incompetente para el puesto, a un puesto superior para el que , indudablemente , seguirá siendo incompetente. Pero te lo has quitado de encima y, como se suele decir, le has pasado el muerto a otro.

Saludos.

Anónimo dijo...

"El principio de incompetencia de Peter" está basado en el «estudio de las jerarquías en las organizaciones modernas», o lo que Laurence J. Peter denomina «jerarquiología». Afirma que las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad, a tal punto que llegan a un puesto en el que no pueden formular ni siquiera los objetivos de un trabajo, y alcanzan su máximo nivel de incompetencia.
"En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse". Laurence J. Peter

El primero en hacer referencia a este concepto fue José Ortega y Gasset quien en la década de 1910 dio forma al siguiente aforismo: "Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes".

Como corolario de su famoso principio, Laurence J. Peter deduce los dos siguientes:
-Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones.
-El trabajo es realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia.

La llamada «Literatura P», que abarca las obras de Peter, C. Northcote Parkinson, Potter y Putt, pretende explicar cómo funcionan las jerarquías sociales.

Anónimo dijo...

Me gustaría saber cómo considera esta situación una persona con un puesto importante sin que sea puesta a dedo, los inconvenientes que puede sufrir, o si no le afectan los nombramientos de los inútiles

Anónimo dijo...

Y si nos metemos en política Miguel Gila se estaría hinchando a hacer monólogos sobre la casa de los líos en la que se ha convertido el PSOE. Su famoso ‘alguien ha matado a alguien’ podría perfectamente ser utilizado con una mínima modificación: 'alguien va a matar a alguien’.