2013/02/21

AUGUSTO, EMPERADOR ROMANO, TOMA MEDIDAS

Continúas con la lectura de la Vida de los doce Césares de Suetonio. Toca estos días la vida de Augusto, y en el capítulo XXXII lees problemas y soluciones que, mutatis mutandis, no distan demasiado de los actuales: la posesión de armas como mecanismo de autodefensa, leyes de vagos y maleantes, centros de confinamiento, antecedentes penales en ese Google que nunca olvida, medidas para desatascar la justicia, las edades necesarias para determinadas funciones, reivindicaciones eternas.

Gran cantidad de abusos muy poco ejemplares en detrimento del orden público habían quedado de las costumbres y licencias de las guerras civiles aunque otras aunque otras habían surgido también en época de paz. Así, gran número de indeseables se mostraban en público con un puñal en el cinto, según ellos para defenderse. En los campos se detenía a los viajeros y se les encerraba en las ergástulas de los propietarios sin distinguir entre libres y esclavos. Se fundaban bajo el título de colegios nuevos gran número de asociaciones con ciertos fines delictivos. Augusto suprimió el vagabundeo instalando unas estaciones en los lugares estratégicos. Hizo inspeccionar las ergástulas y disolvió todos los colegios fuera de los antiguos y legalmente constituidos. Hizo quemar las listas de antiguos deudores del erario, quizá una de las mayores fuentes de acusaciones calumniosas. Adjudicó en Roma a los actuales propietarios los terrenos que les disputaba el Estado. En cuanto a los acusados que permanecían en esta situación desde hacía largo tiempo únicamente por deseo de sus enemigos, hizo borrar sus nombres  y puso por condición que si alguien los volvía a perseguir sufriría el mismo castigo. Por otra parte, para que ningún delito quedase impune o ningún asunto se retrasase convirtió en días laborables para la justicia más de treinta días que estaban consagrados a los juegos honorarios. A las tres decurias de jueces añadió una cuarta compuesta por ciudadanos menos ricos que se llamaron ducenarios y se encargaban de decidir a propósito de sumas de dinero poco elevadas. Aceptó jueces desde la edad de treinta años, esto es, cinco años más jóvenes que lo que solían ser. A duras penas concedió que cada curia, una tras otra, tuviese un año de vacaciones y que los tribunales se parasen en contra de lo acostumbrado durante los meses de noviembre y diciembre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acaso estos políticos nuestros no han leído a los clásicos? Pues habiéndolos leído no tienen necesidad de asesores. Claro que por el caso que les hacen, parecen analfabetos.

Anónimo dijo...

La sociedad se viene conformando desde que los hombres viven en grupos. Los problemas de la convivencia y la regulación son desde siempre. Las leyes y las normas se van perfilando con el tiempo. Creo que el derecho romano es una asignatura de la carrera de derecho actual. Cómo no se ha conseguido erradicar todavía la corrupción en política. Los seis millones de parados no están suficientemente cabreados. La gente prefiere suicidarse a enfrentarse con un corrupto, sea de la política, de la banca, de la construcción... Todos los que han perdido su puesto de trabajo por la mala gestión de sus empresarios, no tienen derecho a suicidarse sin llevarse a uno de ellos por delante, a su vez.