Hoy va de padres e hijos.
Hace unos días, con motivo de una esquela publicada en el periódico, preguntaste a tu madre quién era alguien que salía entre paréntesis. Sí, hombre, uno que una vez a tío Jesús (siendo niño éste) cuando iba por los pueblos del valle del Pajares con su madre, tu abuela, vendiendo golosinas, el del paréntesis le volcó el cesto.
Ese tío tuyo creció y años más tarde, siendo Jefe de Tren, atento a las horas de los trenes y, sobre todo, a los bultos que remolcaban los de mercancías, observó que en Pajares alguien, precisamente el del paréntesis, había subido dos xatos a un furgón, que pretendía llevar por la cara. Debió ser práctica habitual en épocas de estraperlo y escasez.
- O los bajas o el tren no sale.
- ….
- Ni por favor, ni sin favor. Abajo.
Hoy, mientras lees la prensa en El Fontán (un periódico, una sidra y el pincho de picadillo estimulan la meditación) hay gente atenta a si queda alguna mesa libre. Dudas si intentar sacar algún dinerillo por traspasar mesa y silla a la sombra, pero te parece una ingeniería financiera desconocida por esos lares, y lo descartas.
Alguien te pregunta si puede coger una silla de las tuyas y, sin mirar, dices que sí. La coge y se aleja unos metros, para que su madre, mayor, se pueda sentar a la espera de que tu mesa u otra quede libre.
Ahí te entra una duda miserable porque reconoces al sujeto. Es el mismo cirujano que con tanta frialdad trató a tu padre en las consultas de revisión por las que pasó.
A veces desearías no tener tan buena memoria, que dicen que es la inteligencia de los tontos. Si es genético, pides clemencia.
2011/05/08
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1 comentario:
Sabes que me alegra saberte humano. Lo de la memoria puede ser genético, pero lo de la ingeniería financiera y lo de la mala leche ante el cirujano, es muy humano. Pero como sabes sublimar esos sentimientos, te hace... mucho más humano.
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