Lees que el Obispo Auxiliar de Oviedo, en la disyuntiva entre enterramiento e incineración, apoya las inhumaciones (in humus, en tierra) por mejor facilitar ¿literalmente? la resurrección de la carne.
No te produce más que una mueca de sonrisa porque desde siempre las religiones mantienen una tensión entre las interpretaciones literales y las versiones libres.
Dentro de una misma rama, la católica por ejemplo, las diferencias se deben a la mayor o menor literalidad de las interpretaciones. Es conocido que los testigos de Jehová están contra las transfusiones de sangre porque dicen que en el capítulo 9 del Génesis se identifica la sangre con el alma y el alma no se transfiere. Por lo mismo, católicos, protestantes y ortodoxos construyen discrepantes y monumentales teologías a cuenta de formas de ver determinados capítulos y versículos que, en definitiva, unos interpretan literalmente donde otros ven alegorías.
En este juego de interpretaciones los párrocos que acogen cenizas en sus iglesias entienden que con ellos no va la indicación e interpretan que el obispo habla también en sentido figurado.
Interpretaciones literales las hubo siempre, por ejemplo a cargo del cura de las Puentes, Lena, que el 25 de noviembre de 1874, cuando acudió con urgencia a la morada de un moribundo piamontés (no se había unificado Italia) de nombre José, de 48 años, soltero, aparejador y contratista del ferrocarril de pequeña velocidad que por entonces se construía y que murió de elevadas fiebres. Excelente notario el cura, que acredita que el piamontés murió “sin poder recibir la Eucaristía pues hubo necesidad de extraerle las partículas de la boca”.
Las religiones son una lenta marcha sin fin hacia las interpretaciones Light.
Para interpretaciones literales, las de Alá.
Nada nuevo.
(se agradece la corrección de Corsino. Había puesto piÉ con tilde)
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4 comentarios:
Y asi nos va.Gracias a dios
Pues Eduart Punset dice que el alma está en el cerebro. Aunque yo pienso que el alma está en el FMI...al menos en esta civilización, en otras ya veremos.
Saludos.
Pues incongruencias haylas hasta en la propia Iglesia Católica. No has leido las declaraciones de D. Fernando Rubio el párroco de San Juan, que dice que ellos, supongo que se refiere a los curas de esa parroquia, cuando se mueran se incinerarán y sus cenizas iran al columbario.
Lo dicho, que ante tanta incongruencia, que cada cual haga lo que le de la gana
Los curas de mi Parroquia
tienen todo bien atado
y cuando llegue la hora
no buscaran columbario
porque ya tienen el sitio
desde hace tiempo guardado.
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No hay tales incongruencias, la Iglesia recomienda la inhumación de los restos mortales, pero no prohibe la incineración. Es una mera cuestión de formas. De sentimiento y de sensibilidad. En el mundo actual no se sabe morir, y tampoco se sabe ya enterrar a los muertos. D. Fernando dice que antes o después todos seremos cenizas, polvo, así que que más da acelerar el proceso. D. Fernando va a lo práctico. Y D. Álvaro, igual.
No sé, imaginar el proceso de putrefacción de un ser querido es muy cruel. Pero saberle ardiendo dentro de una, de una..... mejor no pensarlo. Y si se trata de uno mismo......
Bueno, anda, mañana es lunes, quizá haga un buen día y salga el sol. Para todos.
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